La sociedad de la transparencia valora la exposición. Cada sujeto es su propio objeto de publicidad. Todo se mide en su valor de exposición. La sociedad expuesta es una sociedad pornográfica. Vivimos en un mundo que tiende a la hipervisibilidad, un espacio sin secretos ni misterios ocultos. A la sociedad de la transparencia toda distancia le parece una negatividad que hay que eliminar: constituye un obstáculo para la aceleración de los ciclos de la comunicación y del capital.
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