Después de dos lunas llenas seguidas en el signo de Sagitario llegamos ahora a la casa de Capricornio. El Sol en Cáncer refleja su luz en la Luna en Capricornio. Toda Luna llena es un espejo. Algo nos refleja, algo se revela, algo se visibiliza.
Capricornio es un signo de cristalización, de síntesis y de integración. Esta Luna llena nos puede revelar la cristalización de un largo proceso de transformación. Para algunos nos puede llevar hasta el 2008, o incluso antes, para encontrar el inicio de un proceso profundo de aprendizaje y maduración. Un ciclo de crecimiento que revela ahora sus frutos. Transformación que implica una sanación personal que solo es un fractal de la colectiva.
Transformación que nos habla de nuestras muertes y renacimientos, nuestras heridas, nuestros accidentes, nuestros aprendizajes y nuestras caídas. Sagrados Errores que nos liberan del perfeccionismo al cual nuestro ego nos condena y abren la puerta a una nueva percepción. Un cambio de percepción que nos cambia y cambia nuestra relación con nuestro entorno. Proceso necesario para no encallarnos en la repetición de formas que encubren miedo y prejuicio. La iniciación doblega nuestra voluntad de controlar, abre nuestro corazón al amor feroz del maestro que con rigor nos corrige, con amor nos limita. Maestro que nos habla desde adentro y nos recuerda que la creatividad empieza en la mirada. La mirada hacia uno desde adentro.
Toda iniciación implica un desmembrar para volver a unir. Un perderse para encontrarse. Parecen palabras vacías, pero para quien las reconoce como caminos del alma, es una experiencia visceral. Tiene que haber una ruptura, una fragmentación, un despojamiento para que pueda haber un renacimiento. Y requiere voluntad, pasión y coraje volver del inframundo y levantarse de las cenizas.
La iniciación es una promesa de caminar comprometidos con conciencia y humildad. La maestría de Capricornio nos hace un llamado a la austeridad. Austeridad no como una voz de la carencia, sino como la expresión de un foco, de una diana para nuestro propósito vital más esencial. La tenacidad de Capricornio tal vez nos revela la belleza de nuestra tenacidad en nuestra tarea más humilde, entregada, al servicio.
Tal vez podemos mirar hacia atrás y percibirnos a nosotros mismos estos pasados años en la centrífuga transformadora con la sola brújula de ser un corazón que late, un deseo de vida, un pulso cósmico. Tal vez nos reconocemos y nos autorizamos a ser y expresar lo que se ha reunificado dentro nuestro con pasión, valor y amor hacia fuera. Tal vez este es el llamado que revela esta Luna. El llamado de los maestros.
Para algunos esta Luna tiene sabor a graduación, a comprensión, a cierre de un ciclo. La mayor cosecha en este momento es la escucha. La escucha de nuestra sabiduría. El reconocimiento de que hemos conectado con la fuente profunda de la esencia divina que somos. La maestría interna es esta : ser nuestros propios maestros y ejercer nuestra autoridad interna para elegir cómo percibimos. La maestría de elegir nuestra relación con lo que percibimos.
Para sostener un centro pacífico necesitamos saber elegir cómo nos queremos sentir. Para ésto necesitamos elegir nuestras respuestas. Estamos saturados de estímulos y juegos que nos distraen, que nos mueven en múltiples direcciones. Estímulos que mueven nuestra bioquímica. Nuestro cerebro está bajo una presión constante de integrar esta enorme cantidad de información. Hay todo un cuerpo mediático inconsciente que está constantemente estimulándonos para que le entreguemos nuestra atención, nuestra energía, nuestro dinero. Para sostener un pensamiento creativo, un sentir propio, libre de esta influencia, necesitamos apagar estos estímulos, hacer silencio e ir hacia adentro a encontrarnos con nosotros mismos. Es desde esta mirada interna que podemos elegir.
De alguna manera esta Luna llena convoca a quienes reconozcan esta cristalización personal como un llamado a la autoridad y autorización interna a actuar, responder, participar en el mundo. El fruto de esta transformación es el fruto de un profundo trabajo con la sombra. Llegar hasta aquí da un profundo sentimiento de seguridad. El trabajo con la sombra es un trabajo de ancla, de enraizamiento con la tierra, con la sangre, los ancestros, los huesos y sus fecundas voces dentro nuestro. No hay un verdadero proceso de transformación sin atravesar la noche oscura del alma.
Para quienes se sientan renacer, volver a casa, reconectar, bajo esta Luna es importante no olvidar honrar lo que ha muerto. Honrar nuestra pérdida. Son nuestros huesos y son parte del dolor del mundo. Lo que damos es lo que sanamos. Nuestra sanación es la que abre el ojo desde adentro, la que no tiene miedo a mirar en la oscuridad ni dejarse ver en la luz.
Este proceso de síntesis, integración y maduración nos habla de la valorización de la vida como senda sagrada y de un propósito que supera la ambición personal. Es en el encuentro íntimo y profundo con nuestro Ser que encontramos el Vínculo Sagrado con la Vida, que puede ser Dios, Diosa, la Fuente, la Divinidad, el Vacío Creativo, el Amor, poco importa como lo llamemos, lo importante es lo qué sentimos cuando estamos ahí. Ahí, en casa. Esa casa que es el trabajo hecho, que es la tarea vivida y cristalizada en experiencia y sabiduría. Un recorrido interno en el que encontramos el Amor. Nuestro Amor. Encontramos el Vínculo Amoroso con nosotros mismos y con la existencia. Ahí somos soberanos en brillo, pureza y gozo porque recordamos. Recordamos que este encuentro con nosotros mismos es el encuentro místico espiritual que está en el corazón de las principales tradiciones espirituales tradiciones. Es un camino de Devoción al Amor, a la relación con la Vida, a la Conexión Sagrada. Es un camino que conlleva sostener una profunda empatía interna en la batalla con los demonios que despierta el deseo de encarnar esta fuerza y este amor en el mundo.
Capricornio es un signo de cristalización, de síntesis y de integración. Esta Luna llena nos puede revelar la cristalización de un largo proceso de transformación. Para algunos nos puede llevar hasta el 2008, o incluso antes, para encontrar el inicio de un proceso profundo de aprendizaje y maduración. Un ciclo de crecimiento que revela ahora sus frutos. Transformación que implica una sanación personal que solo es un fractal de la colectiva.
Transformación que nos habla de nuestras muertes y renacimientos, nuestras heridas, nuestros accidentes, nuestros aprendizajes y nuestras caídas. Sagrados Errores que nos liberan del perfeccionismo al cual nuestro ego nos condena y abren la puerta a una nueva percepción. Un cambio de percepción que nos cambia y cambia nuestra relación con nuestro entorno. Proceso necesario para no encallarnos en la repetición de formas que encubren miedo y prejuicio. La iniciación doblega nuestra voluntad de controlar, abre nuestro corazón al amor feroz del maestro que con rigor nos corrige, con amor nos limita. Maestro que nos habla desde adentro y nos recuerda que la creatividad empieza en la mirada. La mirada hacia uno desde adentro.
Toda iniciación implica un desmembrar para volver a unir. Un perderse para encontrarse. Parecen palabras vacías, pero para quien las reconoce como caminos del alma, es una experiencia visceral. Tiene que haber una ruptura, una fragmentación, un despojamiento para que pueda haber un renacimiento. Y requiere voluntad, pasión y coraje volver del inframundo y levantarse de las cenizas.
La iniciación es una promesa de caminar comprometidos con conciencia y humildad. La maestría de Capricornio nos hace un llamado a la austeridad. Austeridad no como una voz de la carencia, sino como la expresión de un foco, de una diana para nuestro propósito vital más esencial. La tenacidad de Capricornio tal vez nos revela la belleza de nuestra tenacidad en nuestra tarea más humilde, entregada, al servicio.
Tal vez podemos mirar hacia atrás y percibirnos a nosotros mismos estos pasados años en la centrífuga transformadora con la sola brújula de ser un corazón que late, un deseo de vida, un pulso cósmico. Tal vez nos reconocemos y nos autorizamos a ser y expresar lo que se ha reunificado dentro nuestro con pasión, valor y amor hacia fuera. Tal vez este es el llamado que revela esta Luna. El llamado de los maestros.
Para algunos esta Luna tiene sabor a graduación, a comprensión, a cierre de un ciclo. La mayor cosecha en este momento es la escucha. La escucha de nuestra sabiduría. El reconocimiento de que hemos conectado con la fuente profunda de la esencia divina que somos. La maestría interna es esta : ser nuestros propios maestros y ejercer nuestra autoridad interna para elegir cómo percibimos. La maestría de elegir nuestra relación con lo que percibimos.
De alguna manera esta Luna llena convoca a quienes reconozcan esta cristalización personal como un llamado a la autoridad y autorización interna a actuar, responder, participar en el mundo. El fruto de esta transformación es el fruto de un profundo trabajo con la sombra. Llegar hasta aquí da un profundo sentimiento de seguridad. El trabajo con la sombra es un trabajo de ancla, de enraizamiento con la tierra, con la sangre, los ancestros, los huesos y sus fecundas voces dentro nuestro. No hay un verdadero proceso de transformación sin atravesar la noche oscura del alma.
Para quienes se sientan renacer, volver a casa, reconectar, bajo esta Luna es importante no olvidar honrar lo que ha muerto. Honrar nuestra pérdida. Son nuestros huesos y son parte del dolor del mundo. Lo que damos es lo que sanamos. Nuestra sanación es la que abre el ojo desde adentro, la que no tiene miedo a mirar en la oscuridad ni dejarse ver en la luz.
Este proceso de síntesis, integración y maduración nos habla de la valorización de la vida como senda sagrada y de un propósito que supera la ambición personal. Es en el encuentro íntimo y profundo con nuestro Ser que encontramos el Vínculo Sagrado con la Vida, que puede ser Dios, Diosa, la Fuente, la Divinidad, el Vacío Creativo, el Amor, poco importa como lo llamemos, lo importante es lo qué sentimos cuando estamos ahí. Ahí, en casa. Esa casa que es el trabajo hecho, que es la tarea vivida y cristalizada en experiencia y sabiduría. Un recorrido interno en el que encontramos el Amor. Nuestro Amor. Encontramos el Vínculo Amoroso con nosotros mismos y con la existencia. Ahí somos soberanos en brillo, pureza y gozo porque recordamos. Recordamos que este encuentro con nosotros mismos es el encuentro místico espiritual que está en el corazón de las principales tradiciones espirituales tradiciones. Es un camino de Devoción al Amor, a la relación con la Vida, a la Conexión Sagrada. Es un camino que conlleva sostener una profunda empatía interna en la batalla con los demonios que despierta el deseo de encarnar esta fuerza y este amor en el mundo.
Durante estas dos semana hemos vuelto a sentir la energía y las lecciones de los pasados años. Años en los que hemos estado integrando la energía de la Cruz Cardinal y las siete cuadraturas entre Urano y Pluto entre el 2012 y el 2015. Estas semanas el Sol, Venus y Mercurio han estado haciendo ángulos con Urano en Aries y con Pluto en Capricornio. La energía de la Cruz Cardinal y la trama de los pasados tres a cinco años se ha vuelto a presentar para activar un nuevo nivel de transformación, consciencia, liberación, resolución de tramas muy antiguas.
Tal vez hemos estado absorbidos en la confusa y adormecedora nube de la energía mutable del 2016 y la lunación de Cáncer – Capricornio nos despierta de un ensueño tóxico, nos rescata del autoengaño escapista, nos desafía a mirar la realidad de lo que somos y de lo que nos rodea. Nos desafía a mirar adentro y reconocer qué aspectos de nuestro ser siguen inamovibles, siguen duros y fijos en defensa de antiguas posturas, antiguas maneras de ser y estar. La transformación nos pide ir más profundo en nuestro interior para enfrentar la dictadura, la violencia sistémica de la máquina que nos domina. Este paradigma nos habita, nos dirige y nos doblega desde adentro. La energía de la Cruz Cardinal nos subleva en rebelión contra la represión de este sistema depredador y abusivo. Sin embargo, los efectos de la energía Mutable nos está demostrando que no es afuera que se deshace este sistema, es desde adentro. Adentro nuestro.
Cuando trabajamos con las energías arquetípicas del eje de Cáncer y Capricornio activamos las memorias del sistema familiar, de nuestra infancia y de la relación con las figuras paternas y maternas en nuestra vida. Este es el eje del poder, la autoridad, la sumisión, los sentimientos profundos, la base de los que somos, lo que nos ha nutrido y lo que nos sostiene. El trabajo desde esta polaridad, cuando es profundo, nos devuelve a los principios básicos de nuestros vínculos primarios, nuestras respuestas de sobrevivencia y nuestros mecanismos de defensa más primitivos. Pluto entró en Capricornio en el 2008 y va a mitad de camino por este signo. Esta es la Gran Transformación que estamos viviendo : la muerte de un sistema autoritario, el fin de una manera de ejercer la autoridad, el fin de una manera de entender e integrar el poder. La Luna en llena en Capricornio nos invita a interrogarnos sobre nuestra relación con la autoridad, es decir, a quién le damos la autoridad en nuestra vida, quién tiene la autoridad en nuestra vida.
¿A quién obedecemos? ¿qué autoridad nos lidera? ¿a quién seguimos? Y, sobretodo ¿cómo nos trata? porque en la medida que hacemos un trabajo de sobrevivencia personal para hacer frente a la salvaje violencia que nos rodea, en la medida que elegimos cuidarnos y darnos lo que necesitamos, en la medida que nos nutrimos, nos valoramos, nos creemos merecedores de la libertad creativa y de la autonomía existencial, es probable que perdamos tolerancia al maltrato, al descuido. La encrucijada está en cuanto daño aguantamos y a cuánta violencia aceptamos estar sometidos en nombre de una promesa, de un compromiso, de una creencia.
El eje de Capricornio Cáncer nos habla de las formas y tradiciones. Uno de los dilemas creativos en los que nos encontramos está vinculado al hecho de que autoridad y forma van de la mano. Para crear formas, patrones, tiempos, energía necesitamos autoridad. No podemos crear algo nuevo si no nos autorizamos.
La autoridad se expresa en la forma en que se hacen las cosas. La ley, el orden, la estructuras, todos valores necesarios para la creación y la manifestación también traen la trampa del control. Quien domina la ley, domina la forma.
Si interrogamos la ley, si interrogamos la manera y el orden en que hacemos la cosas, interrogamos la autoridad. La respuesta a nuestra interrogación revelará si es una autoridad sana, o si es un autoritarismo que preserva la forma para controlar, domina y no deja espacio para lo nuevo. Lo nuevo es Urano en Aries, despertando nuestra libertad individual como el único camino para reconstruir el tejido social roto. Es el rebelde, el marginal, quien camina por los bordes, quien no se doblega a obedecer en silencio sin interrogar, sin cuestionar lo que le hiere, lo que lo reprime, lo que lo devuelve a una memoria de sometimiento doloroso y antiguo. Urano está en ángulo con la Luna y el Sol. Es vital que honremos esta energía en nosotros y nos atrevamos a interrogar la forma, porque si la forma está desconectada de la esencia, si la forma no se renueva a la par del proceso evolutivo de la transformación, esta forma se hace dictadura.
Las personas más autoritarias y que más rigidez y rigor ponen en la forma son las que menos trabajo interno con su fuente emocional y afectiva están haciendo. La forma es un refugio de obediencia a una ley que nos ampara moralmente y que nos protege de bucear nuestra esencia presente. Es la desconexión. La verdad no está afuera. Está adentro y solo hay una. Quien intenta imponer la verdad desde afuera delata su miedo a desarmar sus formas y sus creencias internas. Delata su miedo al territorio no mapeando de su alma. Es ahí donde está toda la riqueza, la pureza, la fuente de toda creatividad, la semilla de la renovación, la mirada limpia que nos libera de repetir por compromiso adquirido y que nos dice : crea, crea nuevas formas; necesitamos formas frescas, renovadas, que nacen del encuentro interno con la esencia divina que eres. Es lo único que nos saca de esta realidad estridente que no queremos mirar y que se agranda ante nuestro mostrándonos su poder y su miedo.
Esta Luna llena viene acompañada de aspectos importantes que nos ayudan a darle forma es esta narrativa tan profunda y compleja. Tenemos un Gran Trino de Agua formado por Marte en Escorpio, Chirón en Piscis y el Sol en Cáncer. El agua sigue la espiral del movimiento, se adapta. En este caso, nos habla de una espiral que desagua las toxinas, las voces de los demonios de la infancia, las heridas del abandono y rel echazo, la nostalgia por lo que nunca hemos tenido, o por lo perdido. Este Trino de Agua nos dice que bajo esta Luna tenemos la oportunidad de desaguar los apegos negativos que se expresan a través de la vergüenza, el miedo a la humillación. Desaguar el desamor: las heridas, nuestro infantilismo, nuestra ingenuidad, nuestra pereza y nuestras mentiras. Es importante procesar esta agua, dejar ir esta historia. Este ya no es el camino. Necesitamos hacer espacio para otras formas.
“Estamos llamados a zambullirnos en la profundidad de nuestro ser y encontrar la paz y la pasión que nuestra naturaleza divina nos da. Que lo que encontremos nos de fuerza y poder, brillo y esperanza, para hacer frente a lo que sea que tengamos que enfrentar y para responder, ayudar y servir. Este es el testimonio de todos lo grandes maestros espirituales. No hay otra verdad. Estamos llamados a ser Seres Humanos Divinos, a encarnar la Paz Divina y a servir en el Mundo Real para ayudar el Plan de la Creación para la transformación de la humanidad. No podemos hacer esto si le damos la espalda al dolor, a la injusticia y el verdadero horror en el mundo. Hemos de ser lo suficientemente valientes para ir a lo profundo de la Verdad Divina y luchar pacíficamente para la transformación del planeta.”
Andrew Harvey
fuente: Paloma Todd
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