Dios duerme en cada piedra.
Despierta en cada planta.
Se mueve en cada animal.
Piensa en cada hombre y
Ama en cada ángel.
Ahí concluimos que debemos
Tratar cada planta
Como un animal querido.
Cada animal querido como un
Ser humano, y todo ser humano
Como Dios, porque en él vive
La chispa divina.
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