miércoles, 4 de enero de 2017

Horóscopo 2017, el año de despabilarse

Es tiempo de restituir lo colectivo, la participación pública, la colaboración, la ética en nuestras vidas. Las estructuras se cambian desde lo cotidiano, desde el aquí y el ahora. Si me hago responsable de mi entorno, y pongo atención en aquellos con que me relaciono día a día, conocidos y desconocidos, las transformaciones comienzan. Una masa uniforme que solo alega y no mueve un dedo por mejorar el hábitat en que vive, no sirve para nada.

Cada signo trae una historia zen, indicando el trabajo para despertar el 2017.


ARIES
Un buscador necesitaba respuestas sobre el sentido de la vida, así que emprendió un viaje en busca de un maestro que vivía en una zona montañosa, en lo profundo de la China. Después de un largo andar, llegó al monasterio y golpeó la puerta. Le abrió un viejecito delgado y enclenque, manchado con tierra y hojas. Era el jardinero. “¡Busco al maestro!”, exclamó nuestro buscador, y de inmediato alcanzó a divisar por entre la puerta entreabierta, a un monje magnífico, de larga y plateada barba, sentado en el medio del jardín, meditando, con un rostro de absoluta paz. “¿Ese es el maestro, sí?”, preguntó ansioso el hombre. “No”, dijo el viejecito. “Ese es mi mejor discípulo”. Lo esencial es invisible para los ojos. Buscamos lejos aquello que ignoramos está muy cerca. Así admiramos a famosos que vemos por TV, soñamos con aquel viaje iniciático a la India, o pensamos que la llave para la respuesta a mis problemas la tiene otra persona. De esa manera dejamos de ver a los verdaderos maestros que nos enseñan y corrigen, y que surgen en el día a día. El sentido de las cosas puede ser revelado por tu perro, o el maestro puede ser el viento que golpea tu cara por la ciclovía, o tu hijo riendo. Vivimos en un gigantesco templo y somos puestos a prueba en lo cotidiano diariamente. Los otros no son el enemigo. A veces nos confrontamos con pequeños tiranos, personas con poder en un espacio limitado, que nos hacen sudar sangre, pero que también son maestros, y que nos pulen en el arte de darse cuenta de cómo no quiero vivir. Este 2017 las cosas deben ser simples y aterrizadas, sin recargarse de fantasías, sin andar soñando por los pasillos, sin dejarse ir del momento presente. Descubrirás una fuente de conocimiento y transformación que se encuentra muy cerca, en la misma ciudad donde vives, pero para ello tienes que abrir los ojos. Cada persona que te rodea te deja una lección para aprender. Necesitas tierra, conectarte con lo que es y no con lo que imaginas. Puedes cambiar tus circunstancias en la medida que desciendes a lo real e identificas tus debilidades, y lo tóxico que generas con ellas. Busca y fomenta lo nutritivo que hay en ti, haciendo que tus dones iluminen tu entorno y a las personas que se crucen contigo. Haz una limpieza general y aligera la carga del ego.


TAURO
“El maestro envía al discípulo a la aislada choza del bosque a meditar hasta que alcance la conciencia total. Diez años demora el discípulo en lograrlo. Cuando vuelve, deja sus sandalias a la entrada del templo y se postra ante el maestro. Este le pregunta: “¿mirando en qué dirección dejaste tus sandalias?”. El discípulo sorprendido contesta, “no lo sé”. “¡Entonces vuelve y medita otros 10 años!”, sentencia el maestro”. Vivimos adormecidos, concentrando nuestra escasa atención en las pantallas brillantes, ignorando lo que nos ocurre, olvidando hacernos las preguntas fundamentales para vivir, “¿vale la pena este esfuerzo?”, “¿soy feliz en lo que hago?”, separados del otro, de la naturaleza. Entonces alguien exclama, o lees por ahí, que lo importante es lo espiritual. Y de inmediato piensas en Dios, o en ir a misa, o en ponerte a meditar, o en visitar el ashram del maestro en Nepal. ¡Pero cuidado!, que los reinos sobrenaturales, la experiencia religiosa, la meditación en silencio, pensar en Dios, no le bastaron al discípulo para entender que la esencia de la conciencia y del no dormirse es saber en qué dirección uno deja sus sandalias. La espiritualidad se vivencia en lo cotidiano, en la atención que pones al hablar con tu hijo, al manejar, al entregarte a la multitud que te arrastra por una escalera del Metro, al captar lo que ocurre en tu entorno. ¿Está vivo aún mi amor de pareja?, ¿lo cultivo?, ¿cuido mi cuerpo?, ¿cómo me alimento? Nada cambiará si no tienes idea de cómo dejaste las sandalias. Atención a tu cuerpo, conciencia en tus relaciones, foco sobre el trabajo. ¿Lo amo o estoy con él porque tengo miedo?, ¿voy en el camino correcto? Es un año para hacerse preguntas grandes y gordas y no poner nada debajo de la alfombra, no dilatar, ni hacerse la lesa. Cada pregunta significa atención y evaluación constante de lo que haces, de cómo vives. ¿Por qué destruyo?, ¿por qué me escondo?, ¿por qué no voy y tomo lo que quiero? Cada pregunta y su respuesta te vuelve a la realidad, y evita que escapes y te distraigas. ¿Amo este trabajo?, ¿qué quiero hacer con mi vida? El que no pregunta, se duerme.


GÉMINIS
“Una muchacha quedó embarazada y dijo que el padre del niño era el viejo ermitaño del bosque. Cuando nació, la familia le pasó la guagua al viejo, que sin chistar la recibió y dijo: “bueno, ya”. Y se dedicó a criarla. A las pocas semanas, la muchacha arrepentida, admitió que el verdadero padre era un viajero que pasó por el pueblo. Entonces la familia volvió al bosque donde el viejo a que le devolviera la guagua. Sin chistar el viejo les dijo:“bueno, ya”. Vivimos en un mundo masculino, de acción, competencia y ganancias. La vara por la que nos miden son los logros, la cuenta en el banco, el poder que detentamos. Decía Jung que lo central en lo femenino es abrirle los brazos a la vida, aceptar todo lo que ella nos entrega. Lo femenino fluye en la dirección del cauce del río, sin esfuerzo, entregándose a la corriente. Lo masculino, en cambio, rema río arriba y pretende construir una represa y hacer un puente. Si lo masculino es hacer, lo importante en lo femenino es ser. Lo femenino va abrazando las diferentes circunstancias que la vida le presenta, sean estas buenas o malas. No significa no luchar, ni es tampoco una resignación, sino es más bien una sabiduría de mirar los diferentes acontecimientos con profundidad y paz, sin desesperación ni angustia. Lo femenino ve en la enfermedad una oportunidad para conocerse, ve en la dificultad una oportunidad para afianzarse como familia, ve en la crisis la posibilidad de ser mejor. En su útero/caverna/cáliz, resuenan los 4 vientos, las 4 direcciones. Ella intuye que lo que es bueno, esconde una sombra, y el conflicto trae en su centro una luz. “¡Yupi, soy presidenta de nuevo!”, exclamó Bachelet hace un par de años. Vivimos en este sistema angustiados y ansiosos, y es porque miramos con ojos de hombre, que ve la superficie de las cosas, los hechos, las lucas, los likes. Y en ese proceso perdemos la paz, el amor, el paseo, la interioridad. El retorno a lo femenino, al detalle, a lo profundo, y no a la lucha, son esenciales en este 2017. La herramienta más poderosa es entregarse a los sucesos que vendrán, uno por uno, sin cerrarles la puerta, enfrentándolos con tranquilidad y sabiduría, con los ojos de lo femenino que sabe que lo que parece bueno, puede ser una maldición, y lo que es difícil, trae en su centro la bienaventuranza. Todo vuelve sin esfuerzo a su cauce normal.


CÁNCER
“El elefante vio a la pequeña hormiga, la tomó con su trompa, y se comenzó a reír. Y dijo: “qué insecto más ridículo, qué piernas más pequeñas, qué antenas más fuleras, qué patitas más flacas. ¡Mira mis piernas admirables, observa mi hermosa trompa!”. Entonces la hormiga, cohibida y avergonzada, solo atinó a decir: “¡es que he estado enfermita!”. Este es el país del bullying, de la crítica constante, del chistecito que disfraza el racismo y el clasismo que llevamos dentro. Si eres diferente, sonaste. La homogeneidad que uno ve en la calle es espantosa. ¡Las ovejitas blancas unidas jamás serán vencidas! Y vamos pagando cuentas y vistiéndonos parecidos, siguiendo las órdenes de los elefantes, que son los que detentan el poder económico, moral, político, y que dictan lo que es “normal”, y que satirizan y condenan la diversidad. La única libertad que defienden es la económica. No deben ser más de 100 paquidermos los que manejan esta ex fértil provincia. Pero lo peor, es la actitud de derrota de la hormiga, que se disminuye, y en vez de enrostrarle la diferencia al elefante, y estar orgullosa de sí, se disculpa. ¿Dejaría de ser hormiga si hubiese estado sanita y no enfermita? Este 2017 que se avecina, debes sentirte llamada a diferenciarte. Para ello requieres primero de autoestima. Debes conectarte con el ser único que tienes dentro y que tienes que sacar hacia fuera. No importa lo que hacen los demás. No importa la opinión de los otros. Al diablo los elefantes y la autoridad. Eres única. El prodigio de quien eres es irrepetible. Si cada uno se empodera, la diversidad se hace infinita. Cuando nos segregan en barrios-guetos, en colegios-guetos, en empleos-guetos, los mastodontes tienen todo bajo control. La libertad es respetar tu cuerpo, y no compararte con la modelo ni con la belleza definida por revistas y matinales, la libertad es respetar tu cultura, tu barrio, tu pueblo, tu pelo liso, tu diente chueco, la manera que te vistes. ¡Exijo tatuajes para todos! Muestra tus marcas de nacimiento, las dificultades que te forjaron, la humildad de tu piel. Manda a la cresta a quien no te respete. Y déjalo si te disminuye, si no te trata como una reina. Este 2017 es lo que tú quieres y no lo que debes. Es el año de la revolución. Escoge un símbolo que te represente y tatúalo en tu cuerpo. Te recordará diariamente lo singular que eres.


LEO
“Una noche de luna llena, un ladrón entró por la ventana entreabierta en la humilde cabaña del maestro. Y no encontró nada que robar. Tal era la pobreza del lugar. El trajín del ladrón hizo que el viejo se despertara, y para que su inesperado visitante no se fuera con las manos vacías, le ofreció la única manta que poseía. El ladrón, confundido, tomó la manta y salió corriendo por entre los árboles. Entonces el maestro se sentó en el suelo de tierra de la choza y mirando por la ventana el cielo nocturno, exclamó: “qué pena no haber podido darle esta hermosa luna llena”. La obsesión por el dinero es epidémica. Cuando los aztecas le preguntaron a Cortés por qué los españoles tenían tal pasión por el oro, este contestó que él y sus hombres tenían un mal del corazón, y que solo se curaba con el oro. La fascinación por acumular se ha apoderado de todos los corazones, que insensibles se presionan para tener cada vez más cosas, que se acumulan en cajones y piezas, abarrotando el poco espacio libre que tenemos. Por eso la gente vota por millonarios. Perseguimos sin cesar deseos plantados por la publicidad, que no es otra cosa que el instrumento de los poderosos para controlarnos. Con el corazón reseco, olvidamos las estrellas, los árboles, el juego, el paseo, el vecindario, el amor. El 2017 debes conectarte y desarrollar el sentimiento. Este consiste en la expresión de estados emocionales, y distinguir básicamente dos de ellos: agrado o desagrado. ¿Qué sientes en tu trabajo? Una cosa es lo que ganas y otro lo que sientes allí. ¿Qué sientes por la persona con que compartes el lecho? ¿Es agradable o desagradable la emoción? Parece tan simple, pero la mayoría de las veces esta función sicológica no se usa, y no se le pregunta al sentimiento, qué estado emocional me produce esto o aquello. Nos esforzamos toda la vida, partiendo por el final de la escalera, subiendo peldaño a peldaño, tratando de llegar lo más alto posible, para muchas veces, ya tarde, darnos cuenta que apoyamos la escalera contra el muro equivocado. Hay que reparar ese corazón el año que viene. Para ello debes usarlo continuamente y seguir lo agradable, lo que nutre tus afectos, aquello que te hace sentir bien. El camino del oro va para un lado y el de la felicidad por otro. Así volverás a ver la luna llena.


VIRGO
“El maestro le pidió al discípulo que limpiara el jardín. Después de unas horas de labor, el jardín lucía impecable. El maestro encontró insuficiente el trabajo, y el discípulo continuó toda la tarde en las labores limpieza. El patio brillaba. Pero el maestro disconforme le dijo, “aún falta”, y se acercó a un árbol, movió su tronco, y de este cayeron al suelo algunas hojas. “Ahora sí el jardín está perfecto”, dijo. Para obtener lo que deseamos necesitamos un orden, objetivos claros, organizarnos, de manera de ir en la dirección correcta. Así sistematizamos lo cotidiano, emprendemos trabajos con rutinas, estructuramos el caos que es la vida. Pero después de aprender e incorporar el orden, trabajo que hace muy bien la educación tradicional que recibimos, necesitamos cuando adultos aprender del desorden. Pero ocurre que el caos y el desbarajuste nos aterra, y lo asociamos con depresión, con los hippies, con drogas. Muchos se aburren con el tiempo libre, y se aterran ante la posibilidad de parar un par de meses. Otros jubilan u obtienen un estupendo desahucio aún jóvenes, y a las dos semanas están buscando empleo. Lo verdaderamente creativo nace del desorden, de la pérdida de las certezas. La vida se renueva solo si entra en un periodo de confusión, donde la vieja estructura ya no sirve. Todo sistema crea mandamientos, normas, reglas, que después de un tiempo quedan obsoletas. La depresión es un intento doloroso de acercarse al desorden. Uno se sale de la línea recta y entra en la nada. Pero ojo que la nada es el crisol donde se crean nuevas formas. El año sabático, el viaje prolongado, el dejar el trabajo aburrido y gastado, el abandono de los dogmas, el abrirse a las pasiones y los deseos, son todos rituales que celebran el desorden y lo creativo. Necesitas este 2017 mover los árboles, que caigan hojas y que la pulcra y pusilánime estructura que te sostiene, se resquebraje para poder crecer. Si uno quiere encontrarse hay que perderse un ratito. Qué aterrador tener la vida clara a los 20 años. O a los 70. Hay un juego allá afuera, un misterio que endulzará todos los días de tu vida. Se llama perder el control, entregarse al sutil desorden, a tomar el auto un martes e irte a caminar a la playa. Puedes vivir varias vidas en esta única vida, por un lado organizando y programando, pero siempre abierta al vuelco repentino, a patear la mesa y a modificar el destino.


LIBRA
“Un viejo campesino perdió a sus 4 caballos que escaparon. “¡Qué mala suerte!”, exclamó la gente. El viejo no dijo nada. Pocos días después los caballos volvieron con 4 yeguas salvajes. “¡Qué buena suerte!”, dijeron todos. El hijo del viejo intentó domar a una de la yeguas, se cayó y se quebró una pierna. “¡Qué mala suerte!”, murmuraron en el pueblo. Pocos días después pasaron militares alistando a los jóvenes para ir a la guerra. El hijo del viejo fue dispensado por tener la pierna rota. “¡Pero qué buena suerte!”, se escuchó. Pero el viejo nunca dijo nada”. Esperamos de un horóscopo vaticinios concretos y prósperos. Que te diga que vas a conocer el amor de tu vida, y que el dinero lloverá sobre tu cabeza. Deseamos cuando nos tiran las cartas que la fortuna nos sea favorable. Pero nadie quiere trabajar por su destino. Pensamos que el destino es el resultado de los dioses jugando a los dados. Sin embargo, el inconsciente es el destino, aseveró Jung. Si nunca enfrentas los conflictos, no te quejes que no puedas hacer lo que quieras con tu vida. Si alguien es violento, que no proteste en contra de un destino violento. ¿O me van a decir que la Nueva Mayoría le va como le va, por el azar? Cuando vemos al destino como el efecto exterior de aquellos impulsos que no veo dentro de mí, inmediatamente dejo de ser un juguete del azar y me responsabilizo de los acontecimientos que ocurren afuera. Aquello que no vemos e ignoramos, después de un tiempo nos estalla en la cara. Pero ocurre que la gran pasión del ser humano es la pereza, más que el sexo, el poder, e incluso el dinero. Así que preferimos registrar los eventos de la vida como buena suerte o mala suerte, sin saber que un evento difícil muchas veces deviene en fortuna, y que lo que parecía estupendo, se puede transformar en una tragedia. ¿Dónde aprendiste más en tu vida… en el carrete o en el dolor? Así que este 2017 no encontrarás ni el amor de tu vida, ni te lloverán ofertas de trabajo, ni viajarás 3 meses por Europa. Ese horóscopo esta en otra revista. El 2017 es el año para construir y labrar los acontecimientos futuros. Saca toda la basura acumulada y sé responsable por el lugar donde estás. ¿Quieres amor?, siembra amor. ¿Quieres plata?: trabaja, sé creativa. Los dioses se ríen cuando la gente les pide dinero. El secreto del próximo año es que tú crearás tu destino y tu fortuna. La buena suerte está en tus manos.


ESCORPIÓN
“Un buscador fue a ver un maestro. Después de un largo viaje llegó a su humilde choza en el medio del bosque. Cuando entró vio un par de sandalias y una ropa de factura simple apoyadas sobre una silla. De la otra habitación apareció el maestro vestido con un elegante terno, con corbata de seda y zapatos italianos. El buscador quedó confundido. Esperaba dar con un hombre modesto. Entonces el maestro le dijo: “es que tengo que hacer un trámite en el banco”. Todos usamos una máscara para asumir nuestro rol en la sociedad. Las máscaras incluyen el delantal del médico, la sotana del cura y el uniforme del militar. Las máscaras nos entregan un disfraz desde el cual soy aprobado por los demás. Los jóvenes cuando dan la PSU están compitiendo por máscaras. Las carreras más apetecidas dan estatus y roles más poderosos. El auto que ostentamos, el barrio donde vivimos, el trabajo que tenemos, nos cubren y perpetúan las apariencias. En Chilito la gente pone en su currículum el colegio donde estudió.
Una buena marca que destaca en la ropa o un terno caro hacen la diferencia entre ser aceptado o no. La máscara es adaptativa y nos permite funcionar dentro de roles. El problema es que terminamos confundiendo la máscara con el ser. Las personas sofistican constantemente su disfraz: se operan la cara, sacan músculos, suben la selfie en Nueva York pensando que eso son ellos. Los políticos son hábiles en la técnica. Pero entonces nos surge la pregunta, “¿me querrán sin el maquillaje?”, “¿me aceptarán sin mi dinero?”. El maestro ora y usa ropa simple, que representa su ser, pero se pone la máscara y se viste de terno elegante, cuando la situación lo requiere. Este 2017 debes desprenderte de lo accesorio, de las relaciones ligeras, de los rituales falsos, de lo que tú no eres, e ir hacia adentro, a lo básico, a descubrir aquello que has postergado queriendo agradar a los otros. Reconéctate con el ser detrás del disfraz. En el amor, en el trato con los hijos, en la amistad, la máscara es un impedimento. Pero cuando llegue el momento de ir al mundo de las apariencias, vístete y actúa, y sé sagaz sabiendo que estás desplegando un rol, y que esa no eres tú. Con las personas amadas no se vale usar las apariencias. En la ciudad competitiva hay que empoderarse. Si no quieres, sé devorada. Por eso, sé sincera como paloma, pero astuta como serpiente.


SAGITARIO
“¿Cómo puedo tener fe?”, le preguntó un discípulo al maestro, y este por toda respuesta, lo tomo del cuello y le sumergió la cabeza en el agua hasta que estuvo cerca de ahogarse. Cuando sacó la cabeza, el maestro le dijo: “¿necesitabas respirar, cierto? Bueno, esa es la fe”. Cuando pensamos en cambios, imaginamos diferentes caminos. Uno es el camino donde las cosas resultan y me va bien, y las decisiones fueron las correctas. La otra es la ruta donde me va mal, donde los asuntos no funcionan como imaginaba, y las elecciones que tomaste son las erradas. Cuando visualizamos transformaciones, y nos proponemos grandes saltos, que son siempre por definición inestables e inseguros, la clave es tener que creer, obligarnos a sentir y pensar que el cambio que estoy realizando es necesario, tanto como respirar. Y esa es la fe. Es lanzarse de manera fanática hacia delante autoconvenciéndote de que es el mejor de los caminos. El 2017 necesitas creer que los movimientos que ya estás visualizando e intuyendo, son la respuesta. Pero para confiar en que tus decisiones son las correctas, pon cuidado con compartir a diestra y siniestra tus proyectos. Pues cada vez que preguntas, “¿qué hago con esto?”, todos se entrometen y dan consejos desde su propia experiencia de vida. Aquella que teme y se aferra a la seguridad, te aconsejará que te aguantes y bajes la cabeza. Aquel que ha optado por el dinero te dirá que estás loca si abandonas ese trabajo que te da seguridad, pero que tú sabes te destruye. ¿Quién puede ponerse en tu lugar? Nadie. Solo uno sabe dónde le aprieta el zapato. Por eso la fe en ti misma y en tus decisiones es la herramienta para volver a pisar sobre tu Camino de Bienaventuranza, aquel sendero que representa tus colores, tus necesidades, tu ser. Tienes que elegir según tu predilección íntima, y creer intensamente en esa opción que tomaste. Eso es poder personal, es profesar la fe de que todo saldrá bien si saltas al vacío, si eliges el corazón por sobre la seguridad, si tomas la senda de tus sueños en vez del de la renuncia. Comúnmente, ponemos más energía en la destrucción, en que las cosas no van a resultar, que en la victoria de los propios esfuerzos. Lánzate al abismo para poder alcanzar la otra orilla. Del otro lado está el mundo.


CAPRICORNIO
“Un jinete y su caballo galopan veloz calle abajo. Parece que tiene importantes asuntos que atender. Un hombre parado en la calle le grita: “¿Adónde vas?”. Y el jinete le responde: “no lo sé, pregúntale al caballo”. Vivimos con prisa, apurados, dominados por tiránicas agendas, llenos de asuntos pendientes, siempre mas rápidos, y nuestras vidas se vuelven pesadas, con deberes interminables. En ese proceso vamos llenando el hogar con elementos inútiles, como vasos de vino, de whisky, de champaña, de bebida, loza de diario, loza de visitas, ropa de trabajo, de invierno, de verano, de media estación, casual, de fiesta, de matrimonio, y el cerro de cosas ya se sale por las ventanas, y apenas nos queda espacio para respirar. Pero, ¿sabes adónde vas realmente?, o ¿es el caballo de la supervivencia, de los deberes, del que dirán, de los miedos, el que dirige tu vida, y tú solo lo montas, impávida, pero por dentro aterrada, de que no es el lugar adonde quieres llegar?.. Hay cuerdas invisibles que gobiernan nuestras vidas. Somos títeres manipulados por el sistema, la publicidad, por las presiones de supervivencia. Tus gustos salen de las redes sociales, tus impulsos se forjan viendo series, navegando por internet, mirando los caballos desbocados de los otros. ¿Quién plantó tus deseos?, ¿tu padre, la religión que profesas, la familia que espera que cumplas sus expectativas?.. El trabajo para el 2017 es identificar y romper las cadenas, que invisibles e inconscientes, manipulan tu destino. Hay que partir preguntándose: ¿Adónde voy?, ¿quién me lleva?, ¿es mi camino verdadero?. El quiltro que cruza la plaza de una esquina a la otra, y se pierde con paso firme por una calle lateral, sabe mucho más adónde va, que nosotros. El sistema se nutre de la inconsciencia de sus integrantes. Las cadenas son de oro. Los políticos juegan a las apariencias, a decir frases rimbombantes, los productos se envuelven en brillantes y coloridos envoltorios. Para ti, es el año de levantar el velo, y de darte cuenta de tus mecanicismos aprendidos, de tus rutinas y hábitos heredados, de los pensamientos ajenos y limitantes que el sistema siembra en tu cabeza, y que te conducen lejos de tu real camino, sobrecargada. Toma unas tijeras y poda: menos cargas, menos cosas, menos vasos, más espacio para respirar, y verás con claridad que necesitas bajarte del caballo y volver a caminar.

ACUARIO
“El discípulo se acercó al maestro, mientras este preparaba el arroz del almuerzo. “Oh, maestro, cómo podré saber cuándo estoy realmente en la senda hacia la suprema verdad interior?”, le preguntó. A lo que el maestro, sin desviar su mirada del arroz que hervía, repuso: “lo sabrás cuando dejes de hacer preguntas estúpidas”. Intentamos entender la vida por las palabras. Conversamos sin cesar, poniéndole nombre a todo, buscando siempre la explicación racional, analizando el pasado, lo que es, lo que vendrá. El computador, el celular, la TV aceleran aún más la cháchara mental, en un vértigo de imágenes, sumidos en la ansiedad. Del ordenador pasamos a dormir y cuando despertamos caemos en el celular. En cambio los niños pequeños se dedican a jugar. Juegan todo el día. Usan su cuerpo, se emocionan, imaginan y sueñan despiertos. Nosotros los adultos nos olvidamos de jugar. Todo es serio, y el cuerpo, con el desuso, pasó a ser parte del inconsciente, y no le queda otra que expresarse a través de los síntomas, para que lo miremos y le prestemos atención. Toda terapia debiera incluir el cuerpo. Nadie se sana su neurosis puro conversando. Este próximo 2017 la manera de centrarte y movilizar tus energías es a través de recuperar el animal, el instinto, el músculo y dejar el exceso de cabeza. Somos mitad humanos y mitad animales, y te falta la mitad animal. Para dejar el todopoderoso Imperio de la Cabeza, debes recuperar primero la sexualidad. Necesitas orgasmos, convulsiones periódicas. Acércate al cuerpo, al sudor, usa los músculos, deja el auto y camina por lo menos media hora al día. Súbete a la bicicleta, baila, bebe vino, haz biodanza, expande el pecho y déjate llevar por lo que sientes. Busca los estados alterados de conciencia, aquello que expande y abre la percepción. Juega, mira que la risa estremece el cuerpo. Observa a los niños e imita su liviandad y frescura. Habla tonteras. Busca la naturaleza, el vagabundeo. Antes de subirse al avión que la llevaría al fondo del océano, Bárbara Délano me envió una postal. La recibí días después del accidente. En ella sale La paseante de Monet. Su último poema para todos los chilenos fue: “no sean pajarones; paseen por la vida”.


PISCIS
“Un maestro, queriendo poner a prueba a sus discípulos, les dice: “salgan y capturen un pájaro, y cuando nadie los vea, lo matan y me traen su cuerpo”. Al caer la tarde regresaron todos con un pajarito muerto entre sus manos. Menos un discípulo que traía un pequeño gorrión vivo. “¿Por qué no lo mataste?”, le preguntó el maestro. “Es que usted dijo que lo matásemos cuando no nos viera nadie, y adonde yo iba, Dios me estaba observando”. En público nos comportamos bien, ocultamos mañas y vicios, y tratamos de ser correctos. Andamos con la máscara puesta, esperando la hora que nadie me vea, para deprimirme, enrabiarme, quejarme, envidiar, o entretenerme con la cantinela de que nadie me quiere. Lo que mostramos afuera difiere mucho de quienes somos realmente. Las virtudes son públicas y los vicios privados. Me esfuerzo en ser mejor solo cuando alguien mira. Pero hay una película que se está filmando en este preciso momento. El filme lleva tu nombre y tú eres la protagonista. El público son la miríada de estrellas en el firmamento que te observan, atentas y fascinadas con tu historia. El narrador de la película es omnisciente así que no se puede ocultar nada, ni siquiera cuando estés en el baño. ¿Qué película harás?.. ¿serás un personaje patético?, ¿alguien que calla, se hace la tonta y se muerde los labios?, ¿o tu película es de héroes?, ¿de aquellas que quieren romper su historia, y saben que cada minuto cuenta, que hay plazos fatales, y que la vida es ahora? Las películas más fomes, son donde no pasa nada, donde la heroína se abruma por las dificultades, y miedosa escoge el camino más fácil, el de la platita en el bolsillo y de olvidarse de los sueños. ¿Cómo se llamó tu película del 2016?.. Cierra los ojos y búscale un nombre. ¿Fue buena o aburrida?; ¿la protagonista es admirable, o flaqueó y le temblaron las piernas? El 2017 el presupuesto es más alto. Se trata de una mujer que se pinta la cara en son de guerra, y comienza a decir lo que siente y lo que piensa, les guste o no al resto, y sale de su lugar de comodidad y se adentra en un lugar fascinante y nuevo donde descubre quién es realmente ella. Pero está también la posibilidad de filmar sobre una víctima. Pero tú escoges. Los dioses que observan, prefieren, eso sí, los temas de acción.

Por Francisco Alcoholado




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