Ciertas estructuras tienen que ser sacudidas, ciertas estructuras tienen que caer. No necesitamos ser revolucionarios dentro de nuestras instituciones. Actualmente se ven muchos rebeldes neuróticos en el claustro; el tipo de neurótico que se queja interminablemente de todo y que no tiene ninguna intención en absoluto de sustituir toda su negación por algo positivo, la persona que siempre está descontenta y que automáticamente echa la culpa de todo a alguien más. No necesitamos nada de eso. Pero por otra parte, no queremos irnos al otro extremo y ser simples avestruces, negándonos a ver que estas instituciones están vencidas en muchos aspectos, y que tal vez la renovación signifique el colapso de algunas estructuras institucionales y el inicio de toda una nueva forma.
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