sábado, 4 de febrero de 2017

Concentrado le miraba a los ojos, él sonreía como si la locura de un regocijo le ensanchara el alma, a momentos empalidecía; bebió dos vasos de cerveza uno tras otro, enjugóse los labios con el dorso de la mano y dijo con una voz que no parecía suya: - ¡Es linda vida! -Sí, la vida es linda.
Roberto Arlt

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