Mañana la Luna hace su conjunción mensual con el Sol en Aries, el primer signo de la rueda astrológica. Esta es la primera Luna nueva del año Solar. En cada Luna nueva el Sol insemina a la Luna, la preña con su luz. Esta luz está codificada con la información de la constelación en la cual el Sol, la Luna y la Tierra se alinean. Esta información es una semilla. De ahí que a nivel simbólico acompañamos esta siembra de Luz Solar con nuestra conciencia e intención.
Esta intención sincronizada con la fecundación del Sol a la Luna la llamamos siembra. Siembra de intenciones, siembra de propósitos, siembra de deseos, siembra de voluntades. En cada Luna nueva sembramos un deseo -una intención para nuestra vida- que da voz y forma a nuestra voluntad de crecer y de crear.
La Luna nueva en Aries es la Luna más importante del año. Es la más importante porque es la primera Luna Semilla del ciclo evolutivo de la rueda del zodiaco. Es la semilla de las semillas. Es el código de luz solar esencial que nos acompañará, guiará e inspirará todo el año. Puesto de otra manera, es la voluntad, el deseo, la intención y el propósito que ponemos como flecha, foco y dirección para nuestro camino. Voluntad que guía nuestro paso por las doce constelaciones solares y por las próximas trece lunas.
Necesitamos un propósito para nuestra vida. Caminar sin una diana para nuestra flecha es equivalente a ir a la deriva, a estar expuestos a las fluctuaciones y distracciones del camino. Nos perdemos, nos confundimos, nos hacemos vulnerables a los caprichos del tiempo y el devenir. Pero, sobre todo, vacíos de propósito vital e intenciones conscientes, nos reconocemos impotentes. En vez de reconocernos como líderes y creadores de nuestra existencia -inspirados por una visión para nuestra vida y con la voluntad de materializarla activamente- nos posicionamos como seres pasivos. Pasivos en la espera de ser reconocidos, elegidos. Pasivos en la espera de que otros nos guíen, de que otros nos instruyan, de que otros crean y creen por nosotros. Así, seguimos la flecha de otros y nos sumamos su propósito como una manera de encubrir el vacío que nos habita. El vacío de no tener un propósito claro para nuestra vida. Un vacío de deseo.
El caminar sin un propósito definido, y el vivir sin la voluntad de sostener nuestra intención y atención en nuestro deseo, nos hace vulnerables al poder, la intención y el propósito de otros. Es fácil distraernos. Es fácil entregar nuestro tiempo y energía. Es fácil decir que sí sin discriminar. Es fácil dejarnos elegir. Si no sabemos lo que queremos, si no tenemos una dirección clara hacia la cual enfocar nuestra energía es más difícil poner límites, decidir, discernir, actuar, hacer.
Si sentimos que nuestra vida está plena, y vivimos en gozo y abundancia y nos sentimos satisfechos con nuestro camino, entonces, bien. Sin embargo, sin nos habita un rumor de opresión, represión, inquietud, de irritación, de urgencia y miedo a no estar caminando nuestra vida con integridad y plenitud, entonces, interroguemos nuestra vida. Interroguemos el propósito de nuestra vida. ¿qué nos motiva a crear? ¿qué nos entusiasma y apasiona? ¿qué nos enamora? ¿qué nos da fuerza, energía, valor? ¿qué nos inspira a crecer, cambiar, evolucionar?
La virtud o valor que caracteriza al signo de Aries es la Voluntad Sagrada de Actuar. Es un signo de acción. Nos habla del impulso, fuerza necesaria y motivadora para levantar la energía, para dar un paso, para dar el salto. Es la fuerza del deseo.
El deseo es una energía evolutiva. Es la chispa que enciende el fuego. El deseo es la fuerza de la semilla que quiere crecer, florecer y dar frutos. El deseo nutre toda vida. Desear es una acción. Una semilla en intención en sí misma.
El deseo de vivir. El deseo de crear. El deseo de amar. El deseo de unión. El deseo de libertad. El deseo de recordar nuestra esencia. El deseo de disfrutar la vida. El deseo de paz, armonía, belleza. Deseos del alma. Deseos del corazón. Deseos del Ser.
Un deseo vital que late como semilla dormida dentro de cada uno de nosotros es el de realizarnos en nuestro más hermoso, puro y creativo potencial. El deseo de ser lo que sabemos que somos en nuestra esencia más bella y verdadera. Noble virtud la de desear en este plano de conciencia. Noble virtud la de alinearnos con deseos luminosos, solares, de vida fecunda. Noble virtud la de desear ser fecundados por la Luz y que esta luz se exprese de adentro hacia fuera en las diferentes manifestaciones de nuestra vida. Un deseo luminoso crea frutos luminosos. Un deseo consciente genera creaciones conscientes.
Podemos desear siembras más concretas, más tangibles, más próximas a nuestra cotidianidad. Podemos desear una nueva casa, una nueva tierra, una relación plena, un trabajo satisfactorio, una economía creativa, libre y abundante, un cuerpo, mente y espíritu saludable, libertad creativa : todos bellos deseos para nuestra vida.
En esta Luna nueva en Aries sembramos lo que queremos ver crecer, y todo deseo es válido y es escuchado por el universo en la medida que está alineado con nuestra integridad. Es nuestra integridad el motor que da vida a deseos coherentes, a deseos armoniosos, a deseos generosos. Generosos con nosotros. Generosos con la Vida. Generosos con la Tierra. Generosos con todas nuestras relaciones. De ahí que la energía que precede un deseo íntegro es la gratitud y la conciencia unitaria y colaborativa de sentirnos parte de un todo. Lo que deseamos para nuestra vida hace parte de un tejido colectivo.
El portal de la constelación de Aries nos ofrece información valiosa con la cual codificar nuestras siembras para el nuevo año solar. Aries siempre nos habla de un nuevo paso, de un nacimiento, de un nuevo territorio, de algo no conquistado. Primero un lugar interno, que a lo largo del año irá exteriorizándose y materializándose en lo externo. En Aries el primer paso es personal, íntimo. En Aries todo empieza desde el Yo Soy.
En Aries superamos el miedo a nacer, damos un paso con valentía hacia espacios no explorados. Este es un lugar en el que se mezcla la incertidumbre y audacia. En Aries la valentía es sagrada. En Aries invocamos la valentía de ser.
Aries nos habla del nacimiento del ser y de la valentía que toma dar a luz. Valentía de expresarnos. Valentía de desear con integridad ser lo que somos, sin máscaras ni artificios. Valentía para caminar con integridad lo que somos. Esta es la semilla.
Venus retrógrado hace una conjunción con la Luna y el Sol. Marte, regente de Aries, se encuentra en Tauro, signo regido por Venus. Esta configuración nos ayuda a afinar y refinar la dirección que le podemos dar a nuestra flecha para este año solar. Venus siempre nos habla de nuestros valores y recursos, de nuestras relaciones interpersonales y de nuestras creaciones. Nos habla de nuestra relación con la materia, de la manera en que creamos nuevas formas y materializamos nuestros deseos. De ahí que esté vinculada al valor que le damos a nuestras creaciones, a nuestros dones y recursos. Marte y Venus son los amantes alquimistas de nuestros deseos y acciones. En esta Luna trabajan en reciprocidad mutua.
Aries es un signo personal. Es la casa de la individualidad. Nos invita a honrar el valor más sagrado que tenemos : nosotros mismos. La influencia de Venus en esta lunación nos invita a honrar y valorar nuestra relación con nosotros mismos. Nos invita a reconocernos y valorarnos como un recurso vital y sagrado. ¿cómo nos tratamos? ¿qué acciones y decisiones tomamos en nuestro favor? ¿valoramos nuestra vida? ¿cómo se expresa esta valorización? ¿cómo tratamos nuestro cuerpo, nuestro tiempo y nuestra energía? ¿honramos nuestros deseos? ¿son más valiosos los deseos de otros que los nuestros? ¿sabemos lo que queremos? ¿nos escuchamos?¿nos negamos nuestros deseos?
Esta Luna nueva nos invita a poner como flecha para nuestro camino una relación íntegra con nosotros mismos primero. Cada uno de nosotros es un espejo-reflejo del mundo. Como primer signo de la rueda astrológica Aries nos habla de ese lugar en el que lo personal es colectivo. Ser íntegros con nosotros mismos es nuestra contribución al tejido colectivo. Todo lo que vivimos como una realidad interna influencia nuestra percepción y participación en el mundo. Al ser capaces de tomar las riendas de nuestras intenciones y deseos más íntimos nos hacemos líderes de nuestro mundo interno, creadores de nuestra realidad. Desde ahí participamos e influenciamos al mundo externo ya que cuando cambiamos nuestra naturaleza interna, nuestras relación con el mundo cambia. Este es el camino del líder consciente, pacífico y amoroso, ya que así como nos tratamos a nosotros mismos, tratamos a los demás y permitimos que nos traten.
Esta Luna nueva en Aries nos convoca al liderazgo interno consciente. Nos invita a tomar las riendas de nuestra vida haciéndonos conscientes y responsables de nuestras intenciones y deseos. Al comandar desde la valorización de nuestro ser nuestra actitud cambia y desde ahí colaboramos al cambio colectivo.
En las próximas dos semanas Venus retrógrado sigue su marcha hacia el signo de Piscis. Venus recupera su marcha directa en Piscis en 15 de Abril, y volverá a recorrer los grados en los que está ahora. En este movimiento pasará dos veces por el grado cero de Aries y el grado 29 de Piscis, un lugar sagrado de la rueda evolutiva en el que se unen el Alpha y el Omega, la muerte y nacimiento.
Tal vez queda información oculta, miedos ancestrales, creencias del pasado, que influencian nuestros deseos e intenciones hoy. Tal vez necesitamos recordar o recuperar algún recurso valioso. Tal vez algún deseo olvidado renazca en nuestro interior. Tal vez una idea abandonada resurja para ser actualizada. Puede que un viejo amor, una pasión antigua, un proyecto naufragado espere nuestro rescate. Tal vez la herida nos vuelve a llamar, todavía tiene historia que contarnos, energía que ofrendarnos para nuestro camino.
Este movimiento de Venus nos habla de que tal vez hay en nosotros una obediencia ciega a principios de sacrificio y salvación, memorias de ser víctimas de la violencia y del abuso, de desvalorización y desamor. Tal vez un miedo ancestral a expresarnos, a mostrarnos y a desear en plenitud nos impide abrazar la Valentía de Ser y de caminar un nuevo territorio con confianza. Memorias de sometimiento, de sumisión, de pasividad, de entrega desmedida a causas y creencias mesiánicas nos impiden abrazar la potencia creativa de nuestro ser. Nos impide asumir el liderazgo de crear nuestra realidad en nuestros propios términos. Tal vez nos sentimos atrapados en traumas antiguos vinculados represión y violencia que condicionan nuestra libertad de creer en lo que queremos ser y deseamos crear.
Este es un tiempo en que podemos reconocer la violencia que hemos internalizado y cómo al negarnos a nosotros mismos, al negar lo que realmente sentimos, pensamos y deseamos, seguimos repitiendo esta represión. Perpetuamos la violencia.
La narrativa colectiva planetaria está inseminada de violencia. Somos hijos e hijas de un mundo violento ¿quién puede negar esta realidad? Esta Luna nueva en Aries tal vez nos muestre los rostros de esta violencia en nuestra vida, de ahí que la entrada de Venus en Piscis nos llame a profundizar en la sanación de estas memorias, de estas huellas, para así honrar la profunda compasión necesaria para levantarnos de estos traumas con voluntad y valentía. Una valentía que nace del amor a nuestra herida. Que nace de reconocernos sobrevivientes del desamparo, el dolor y la soledad ancestral que nos habita.
Tal vez esta Luna nueva en Aries nos ofrece una Alquimia en la que podemos honrar nuestra herida como la guardiana amorosa de nuestros deseos. Así, nuestras flechas para nuestro camino no solo nos hablan de conquistar espacios, de alcanzar metas, de crear abundancia y amor, sino que ponemos en acción un deseo de paz verdadera y duradera para nuestro ser.
Paz en nuestra relación con nosotros mismos. Paz en nuestras intenciones. Una paz que se nutre de nuestro amor y cuido a nosotros mismos. Una paz que no tolera más violencia. Una paz que nos da fuerza y valor para guardar y cuidar nuestras intenciones, nuestras semillas, nuestros deseos. Un paz que tiene su raíz en las memorias del pasado y que se ha liberado. Una paz que se levanta, emerge, florece y da frutos.
Si queremos dar luz a la paz, la hemos de honrar y caminar en cada paso que damos. El primer paso es con nosotros. Este cese a la violencia no es pasivo. Al contrario. Requiere del valor y del coraje del guerrero y la guerrera, guardián y guardiana del templo de la Vida, del templo del Amor. Ahí bellas semillas de luz brotan en nuestro ser, florecen y fecundan al mundo. Sembrar deseos luminosos y fecundos es un camino de paz.
Esta intención sincronizada con la fecundación del Sol a la Luna la llamamos siembra. Siembra de intenciones, siembra de propósitos, siembra de deseos, siembra de voluntades. En cada Luna nueva sembramos un deseo -una intención para nuestra vida- que da voz y forma a nuestra voluntad de crecer y de crear.
La Luna nueva en Aries es la Luna más importante del año. Es la más importante porque es la primera Luna Semilla del ciclo evolutivo de la rueda del zodiaco. Es la semilla de las semillas. Es el código de luz solar esencial que nos acompañará, guiará e inspirará todo el año. Puesto de otra manera, es la voluntad, el deseo, la intención y el propósito que ponemos como flecha, foco y dirección para nuestro camino. Voluntad que guía nuestro paso por las doce constelaciones solares y por las próximas trece lunas.
Necesitamos un propósito para nuestra vida. Caminar sin una diana para nuestra flecha es equivalente a ir a la deriva, a estar expuestos a las fluctuaciones y distracciones del camino. Nos perdemos, nos confundimos, nos hacemos vulnerables a los caprichos del tiempo y el devenir. Pero, sobre todo, vacíos de propósito vital e intenciones conscientes, nos reconocemos impotentes. En vez de reconocernos como líderes y creadores de nuestra existencia -inspirados por una visión para nuestra vida y con la voluntad de materializarla activamente- nos posicionamos como seres pasivos. Pasivos en la espera de ser reconocidos, elegidos. Pasivos en la espera de que otros nos guíen, de que otros nos instruyan, de que otros crean y creen por nosotros. Así, seguimos la flecha de otros y nos sumamos su propósito como una manera de encubrir el vacío que nos habita. El vacío de no tener un propósito claro para nuestra vida. Un vacío de deseo.
El caminar sin un propósito definido, y el vivir sin la voluntad de sostener nuestra intención y atención en nuestro deseo, nos hace vulnerables al poder, la intención y el propósito de otros. Es fácil distraernos. Es fácil entregar nuestro tiempo y energía. Es fácil decir que sí sin discriminar. Es fácil dejarnos elegir. Si no sabemos lo que queremos, si no tenemos una dirección clara hacia la cual enfocar nuestra energía es más difícil poner límites, decidir, discernir, actuar, hacer.
Si sentimos que nuestra vida está plena, y vivimos en gozo y abundancia y nos sentimos satisfechos con nuestro camino, entonces, bien. Sin embargo, sin nos habita un rumor de opresión, represión, inquietud, de irritación, de urgencia y miedo a no estar caminando nuestra vida con integridad y plenitud, entonces, interroguemos nuestra vida. Interroguemos el propósito de nuestra vida. ¿qué nos motiva a crear? ¿qué nos entusiasma y apasiona? ¿qué nos enamora? ¿qué nos da fuerza, energía, valor? ¿qué nos inspira a crecer, cambiar, evolucionar?
La virtud o valor que caracteriza al signo de Aries es la Voluntad Sagrada de Actuar. Es un signo de acción. Nos habla del impulso, fuerza necesaria y motivadora para levantar la energía, para dar un paso, para dar el salto. Es la fuerza del deseo.
El deseo es una energía evolutiva. Es la chispa que enciende el fuego. El deseo es la fuerza de la semilla que quiere crecer, florecer y dar frutos. El deseo nutre toda vida. Desear es una acción. Una semilla en intención en sí misma.
El deseo de vivir. El deseo de crear. El deseo de amar. El deseo de unión. El deseo de libertad. El deseo de recordar nuestra esencia. El deseo de disfrutar la vida. El deseo de paz, armonía, belleza. Deseos del alma. Deseos del corazón. Deseos del Ser.
Un deseo vital que late como semilla dormida dentro de cada uno de nosotros es el de realizarnos en nuestro más hermoso, puro y creativo potencial. El deseo de ser lo que sabemos que somos en nuestra esencia más bella y verdadera. Noble virtud la de desear en este plano de conciencia. Noble virtud la de alinearnos con deseos luminosos, solares, de vida fecunda. Noble virtud la de desear ser fecundados por la Luz y que esta luz se exprese de adentro hacia fuera en las diferentes manifestaciones de nuestra vida. Un deseo luminoso crea frutos luminosos. Un deseo consciente genera creaciones conscientes.
Podemos desear siembras más concretas, más tangibles, más próximas a nuestra cotidianidad. Podemos desear una nueva casa, una nueva tierra, una relación plena, un trabajo satisfactorio, una economía creativa, libre y abundante, un cuerpo, mente y espíritu saludable, libertad creativa : todos bellos deseos para nuestra vida.
En esta Luna nueva en Aries sembramos lo que queremos ver crecer, y todo deseo es válido y es escuchado por el universo en la medida que está alineado con nuestra integridad. Es nuestra integridad el motor que da vida a deseos coherentes, a deseos armoniosos, a deseos generosos. Generosos con nosotros. Generosos con la Vida. Generosos con la Tierra. Generosos con todas nuestras relaciones. De ahí que la energía que precede un deseo íntegro es la gratitud y la conciencia unitaria y colaborativa de sentirnos parte de un todo. Lo que deseamos para nuestra vida hace parte de un tejido colectivo.
El portal de la constelación de Aries nos ofrece información valiosa con la cual codificar nuestras siembras para el nuevo año solar. Aries siempre nos habla de un nuevo paso, de un nacimiento, de un nuevo territorio, de algo no conquistado. Primero un lugar interno, que a lo largo del año irá exteriorizándose y materializándose en lo externo. En Aries el primer paso es personal, íntimo. En Aries todo empieza desde el Yo Soy.
En Aries superamos el miedo a nacer, damos un paso con valentía hacia espacios no explorados. Este es un lugar en el que se mezcla la incertidumbre y audacia. En Aries la valentía es sagrada. En Aries invocamos la valentía de ser.
Aries nos habla del nacimiento del ser y de la valentía que toma dar a luz. Valentía de expresarnos. Valentía de desear con integridad ser lo que somos, sin máscaras ni artificios. Valentía para caminar con integridad lo que somos. Esta es la semilla.
Venus retrógrado hace una conjunción con la Luna y el Sol. Marte, regente de Aries, se encuentra en Tauro, signo regido por Venus. Esta configuración nos ayuda a afinar y refinar la dirección que le podemos dar a nuestra flecha para este año solar. Venus siempre nos habla de nuestros valores y recursos, de nuestras relaciones interpersonales y de nuestras creaciones. Nos habla de nuestra relación con la materia, de la manera en que creamos nuevas formas y materializamos nuestros deseos. De ahí que esté vinculada al valor que le damos a nuestras creaciones, a nuestros dones y recursos. Marte y Venus son los amantes alquimistas de nuestros deseos y acciones. En esta Luna trabajan en reciprocidad mutua.
Aries es un signo personal. Es la casa de la individualidad. Nos invita a honrar el valor más sagrado que tenemos : nosotros mismos. La influencia de Venus en esta lunación nos invita a honrar y valorar nuestra relación con nosotros mismos. Nos invita a reconocernos y valorarnos como un recurso vital y sagrado. ¿cómo nos tratamos? ¿qué acciones y decisiones tomamos en nuestro favor? ¿valoramos nuestra vida? ¿cómo se expresa esta valorización? ¿cómo tratamos nuestro cuerpo, nuestro tiempo y nuestra energía? ¿honramos nuestros deseos? ¿son más valiosos los deseos de otros que los nuestros? ¿sabemos lo que queremos? ¿nos escuchamos?¿nos negamos nuestros deseos?
Esta Luna nueva nos invita a poner como flecha para nuestro camino una relación íntegra con nosotros mismos primero. Cada uno de nosotros es un espejo-reflejo del mundo. Como primer signo de la rueda astrológica Aries nos habla de ese lugar en el que lo personal es colectivo. Ser íntegros con nosotros mismos es nuestra contribución al tejido colectivo. Todo lo que vivimos como una realidad interna influencia nuestra percepción y participación en el mundo. Al ser capaces de tomar las riendas de nuestras intenciones y deseos más íntimos nos hacemos líderes de nuestro mundo interno, creadores de nuestra realidad. Desde ahí participamos e influenciamos al mundo externo ya que cuando cambiamos nuestra naturaleza interna, nuestras relación con el mundo cambia. Este es el camino del líder consciente, pacífico y amoroso, ya que así como nos tratamos a nosotros mismos, tratamos a los demás y permitimos que nos traten.
Esta Luna nueva en Aries nos convoca al liderazgo interno consciente. Nos invita a tomar las riendas de nuestra vida haciéndonos conscientes y responsables de nuestras intenciones y deseos. Al comandar desde la valorización de nuestro ser nuestra actitud cambia y desde ahí colaboramos al cambio colectivo.
En las próximas dos semanas Venus retrógrado sigue su marcha hacia el signo de Piscis. Venus recupera su marcha directa en Piscis en 15 de Abril, y volverá a recorrer los grados en los que está ahora. En este movimiento pasará dos veces por el grado cero de Aries y el grado 29 de Piscis, un lugar sagrado de la rueda evolutiva en el que se unen el Alpha y el Omega, la muerte y nacimiento.
Tal vez queda información oculta, miedos ancestrales, creencias del pasado, que influencian nuestros deseos e intenciones hoy. Tal vez necesitamos recordar o recuperar algún recurso valioso. Tal vez algún deseo olvidado renazca en nuestro interior. Tal vez una idea abandonada resurja para ser actualizada. Puede que un viejo amor, una pasión antigua, un proyecto naufragado espere nuestro rescate. Tal vez la herida nos vuelve a llamar, todavía tiene historia que contarnos, energía que ofrendarnos para nuestro camino.
Este movimiento de Venus nos habla de que tal vez hay en nosotros una obediencia ciega a principios de sacrificio y salvación, memorias de ser víctimas de la violencia y del abuso, de desvalorización y desamor. Tal vez un miedo ancestral a expresarnos, a mostrarnos y a desear en plenitud nos impide abrazar la Valentía de Ser y de caminar un nuevo territorio con confianza. Memorias de sometimiento, de sumisión, de pasividad, de entrega desmedida a causas y creencias mesiánicas nos impiden abrazar la potencia creativa de nuestro ser. Nos impide asumir el liderazgo de crear nuestra realidad en nuestros propios términos. Tal vez nos sentimos atrapados en traumas antiguos vinculados represión y violencia que condicionan nuestra libertad de creer en lo que queremos ser y deseamos crear.
Este es un tiempo en que podemos reconocer la violencia que hemos internalizado y cómo al negarnos a nosotros mismos, al negar lo que realmente sentimos, pensamos y deseamos, seguimos repitiendo esta represión. Perpetuamos la violencia.
La narrativa colectiva planetaria está inseminada de violencia. Somos hijos e hijas de un mundo violento ¿quién puede negar esta realidad? Esta Luna nueva en Aries tal vez nos muestre los rostros de esta violencia en nuestra vida, de ahí que la entrada de Venus en Piscis nos llame a profundizar en la sanación de estas memorias, de estas huellas, para así honrar la profunda compasión necesaria para levantarnos de estos traumas con voluntad y valentía. Una valentía que nace del amor a nuestra herida. Que nace de reconocernos sobrevivientes del desamparo, el dolor y la soledad ancestral que nos habita.
Tal vez esta Luna nueva en Aries nos ofrece una Alquimia en la que podemos honrar nuestra herida como la guardiana amorosa de nuestros deseos. Así, nuestras flechas para nuestro camino no solo nos hablan de conquistar espacios, de alcanzar metas, de crear abundancia y amor, sino que ponemos en acción un deseo de paz verdadera y duradera para nuestro ser.
Paz en nuestra relación con nosotros mismos. Paz en nuestras intenciones. Una paz que se nutre de nuestro amor y cuido a nosotros mismos. Una paz que no tolera más violencia. Una paz que nos da fuerza y valor para guardar y cuidar nuestras intenciones, nuestras semillas, nuestros deseos. Un paz que tiene su raíz en las memorias del pasado y que se ha liberado. Una paz que se levanta, emerge, florece y da frutos.
Si queremos dar luz a la paz, la hemos de honrar y caminar en cada paso que damos. El primer paso es con nosotros. Este cese a la violencia no es pasivo. Al contrario. Requiere del valor y del coraje del guerrero y la guerrera, guardián y guardiana del templo de la Vida, del templo del Amor. Ahí bellas semillas de luz brotan en nuestro ser, florecen y fecundan al mundo. Sembrar deseos luminosos y fecundos es un camino de paz.
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