viernes, 9 de junio de 2017

Luna llena en Sagitario :: un cambio de perspectiva ::

En unas horas cruzamos el umbral de la Luna llena en el noveno signo de la rueda evolutiva, Sagitario. El Sol en Géminis refleja su luz sobre la Luna en Sagitario, signo del Arquero Celeste. El signo de Sagitario es un centauro, mitad humano, mitad caballo, y es el primero de los signos transpersonales y colectivos de la rueda del zodiaco. Es un signo puente entre el Cielo y la Tierra. Nos habla de la transición entre nuestro instinto animal y nuestra conciencia humana, entre nuestra humanidad y nuestra divinidad. De ahí que sea un signo que abra puertas y horizontes, que nos hable de tierras desconocidas y de la apertura al cambio.




Dentro de la narrativa evolutiva del Zodiaco, entramos en el reino de Sagitario después de haber traspasado las lecciones iniciáticas del signo de Escorpio. El Fuego Sagrado de Sagitario nos habla de un renacer en la luz. La luz de la conciencia.

En Escorpio resucitamos. En Escorpio traspasamos el miedo. Miedo al cambio de conciencia, miedo a ver, miedo a saber, miedo a la verdad. Miedo a la iniciación. Miedo a la muerte necesaria para abrir paso a lo nuevo. La Luna llena en Sagitario alumbra la oscuridad de nuestro inconsciente, nos permite ver más allá del límite de nuestra percepción, abre la visión. Entonces en Sagitario conectamos con el gozo del triunfo de sabernos vivos. Conectamos con la celebración del espíritu que se eleva como Ave Fénix de las cenizas del pasado. Es desde este lugar que conectamos con la confianza y con el propósito. Nos conocemos un poco más. Cada día damos un paso más hacia de la verdad. Se aclara nuestra visión. Confiamos.

Sagitario es el signo de los buscadores, de quienes hacen preguntas, de quienes no temen las respuestas, de quienes desean crecer y evolucionar, de quienes aceptan el cambio. Toda Luna llena es un momento de culminación y de revelación. Esta Luna llena nos pide atención y escucha ya que el cambio está en marcha. De ahí que las semanas entre la Luna nueva en Géminis y la Luna llena de hoy hayan tenido sabor a iniciación. Puede que haya habido alguna intensificación de nuestros miedos o que las voces de nuestra herida se activaran resistentes a este cambio.

El Sol está en Géminis, por lo cual nuestra atención está orientada hacia lo más próximo y cotidiano. Nuestra mente está atenta a lo inmediato – esa conversación pendiente, ese mensaje que tenemos que contestar, esa propuesta que hay que escribir- sin embargo, la Luna llena, nos lleva, aunque sea un momento, al reino de nuestros sueños y visiones, a nuestra conexión con lo sagrado. Nos tomamos un respiro y una distancia de la velocidad del día a día para interrogar nuestras intenciones y propósitos más elevados y proyectarlos en el tiempo. Esta distancia nos invita a alejarnos del ruido y la distracciones de lo mundano y conectarnos con nuestro espíritu. Esta Luna llena nos invita a hacer una pausa y tomarnos un respiro.

Este respiro nos pide que tal vez perdamos menos tiempo en pequeños conflictos y busquemos la fuente y el origen del patrón que se revela en lo próximo. Con la Luna en Sagitario es un buen momento para tocar la puerta de un mentor o mentora, ubicarnos en nuestra narrativa vital para no dejarnos atrapar por lo próximo y contemplar las posibilidades de lo lejano. Una mirada sabia y objetiva que nos ayude a multiplicar nuestra mirada y contemplar opciones creativas es un buen apoyo en estos momentos. Este apoyo no es un substituto de nuestra responsabilidad, es una mirada fresca, de alguien que confíe en nosotros y que no tenga intereses o agendas personales que interfieran con la integridad de su apoyo.

Este respiro también nos pide más contacto con la Tierra, con la Naturaleza, con el Cosmos y las Estrellas. Nos pide tiempo de meditación, lectura de textos nutritivos que nos apoyen en nuestra búsqueda. Nos invita a caminar en la Tierra, anclar la energía, sentir nuestro cuerpo y nuestros pies. Nos convoca a acciones que nos alejen por un tiempo de las distracciones voraces del exceso de mensajes, de telefonía digital, de internet, de películas o series de televisión, o de exceso de clarividencias y psiquismos. Nuestra mente está saturada y sobre estimulada y necesita una pausa.





Estas dos semanas previas a la Luna llena de hoy han probado ser intensas, por no decir abrumadoras. Ha habido un aumento en la presión que ha generado respuestas y reacciones, para algunos inesperadas, para otros desestabilizantes. El proceso se ha expresado a través de un exceso de psiquismo y de agitación mental. La presión ha sido creada por una sobrecarga de información mental que ha precipitado tomas de decisiones necesarias y, en algunos casos, urgentes. Esta información ,combinada con una intensificación del calor interno de nuestro deseo, ha creado algunos cortocircuitos entre nuestras narrativas y direcciones. Lo podríamos resumir, por un lado, con un sí rotundo a la confianza creativa que brota en nuestro corazón, y por otro lado, con la misma intensidad, una negación profunda a esta realización.

Puesto de otra manera, la tensión que se generó en estos pasados días está vinculada al aumento y/o liberación de energía creativa, sexual, libidinal con un límite de tiempo, espacio o recursos para expresarla o canalizarla. El fuego creativo de nuestro deseo, el fuego de nuestro corazón, sabe, sin duda alguna, lo que quiere y necesita. Esta fuerza nos desestabiliza cuando encuentra que no hay un cauce estable y seguro para sostener su poder.

Este fuego si no viene acompañado de acciones íntegras y auténticas para expresarse se hace destructivo. Destructivo en la medida que su propósito es crear, construir. No hablamos de una destrucción en sentido malévolo del término, sino como la expresión de un colapso, como cuando una sistema eléctrico no puede sostener el aumento de carga de la corriente.

Este colapso se expresa como una implosión energética que toma voz de impotencia y frustración y que expresa un miedo – o una ira- existencial a no poder realizar lo que el alma anhela y vino a expresar. Esta implosión es visceral y se expresa en medioambientes psíquicos en los que hemos sufrido abuso y represión en la infancia, en los cuales para sobrevivir hemos decidido callar y silenciar, escondernos y aislarnos. El molde que nos contiene viene codificado de límite, prohibición y peligro, de ahí que cuando el poder del deseo creativo emerge, el sistema colapse. Si este es el caso, la integridad de nuestro cuerpo nos pide pausa, reposo, descanso.

A nivel mental, un acompañamiento libre de juicio, perfeccionismo y exigencia es necesario para que las memorias reprimidas puedan aflorar y ser liberadas. Si no nos acompañamos conscientemente, es probable que el cuerpo enferme para garantizar la pausa para la regeneración necesaria.

En este caso, nuestra salud mental también es vital, ya que al no poder sostener el calor interno y canalizar la energía de manera eficiente a través de nuestro corazón -expresión- este calor sube a la mente. Es probable que muchos hayan pasado por una crisis mental en la que la verdad de nuestro deseo y nuestra voluntad de llevar a cabo cambios creativos importantes estuvo potenciada, ya a la vez voces despiadadas que nos devuelven a la internalización del abuso represivo del pasado. Para muchos este puede haber sido un tiempo de darnos cuenta lo tóxica que puede ser la mente cuando sus espadas solo critican y juzgan. Esta mente despiadada está siendo desplazada por el fuego del amor, de la pasión y de la creatividad, que nos la da fuerza y la esperanza de vivir en el Gozo de Ser.

La explicación a esta sensación de presión es porque la temperatura del fuego ha aumentado. Hemos atravesado una serie de encuentros entre Venus, Urano y Eris en Aries dentro de la narrativa de un Trino de Fuego formado por el Nodo Norte de la Luna en Leo y Saturno en Sagitario. Esta es la voz de un cambio creativo que irá desplegando sus alas en los próximos 18 meses.

Júpiter, planeta regente de Sagitario, está en sus últimos momentos de retrogradación en Libra. Una hora después de la Luna llena recuperará su marcha directa después de cinco meses retrógrado. Eso quiere decir que en plena lunación, Júpiter se estaciona en Libra, signo indeciso por naturaleza, que pondera y equilibra, que busca su centro. Esta Luna llena en Sagitario nos convoca a la calma y a la quietud antes del cambio. El entusiasmo y la confianza que la renovada visión que Sagitario nos da, nos impulsa a abrazar este cambio y a aventurarnos a la acción y, a la misma vez, también hay un llamado a la pausa, la espera y la cautela.

La sincronía de esta posición parece invitarnos a refinar nuestra visión y tomarnos el tiempo necesario para apuntar con precisión hacia nuestra diana. Tal vez no tengamos todas las piezas del rompecabezas sobre la mesa. Tal vez un punto ciego, una duda, nos impide confiar en nuestra visión. Tal vez necesitamos alejarnos de algo o alguien y tomar distancia para ver con más claridad. Tal vez nos falta información. En las próximas semanas, a medida que Júpiter aumente su velocidad, la energía expansiva irá abriéndose.

Por otro lado, la energía de Saturno en conjunción con la Luna en Sagitario, nos llama a equilibrar nuestro deseo de expansión con la contracción de la realidad. Por un lado una fuerza nos inspira a abrirnos en plena confianza, y por otra, una limitación contiene este fuerza. Esta dinámica requiere madurez y maestría, ya que implica saber esperar el momento adecuado, sostener la confianza en medio de sentimientos de desasosiego, medir nuestros pasos, acciones y palabras. Este equilibrio no es fácil en medio de la energía actual, ya que estamos expuestos a un alto nivel de sensibilidad reactiva que nos puede llevar a traspasar límites necesarios y romper vínculos, procesos, abortar proyectos o comprometernos impulsivamente sin medir las consecuencias.




Después de Aries y Leo, Sagitario es el tercer fuego de la Rueda del Zodiaco. En Sagitario cultivamos el fuego del conocimiento, el fuego de la verdad, el fuego estelar, el fuego de la memoria de nuestro origen, de nuestro propósito y de nuestro camino. Bajo esta Luna llena, nuestro camino se ilumina. Si hemos caminado a ciegas, ahora podemos percibir con mayor claridad hacia dónde dar los próximos pasos. Esta claridad nos puede mostrar el camino de la humildad, cuando nos damos cuenta de nuestras interpretaciones intempestivas, cuando nos damos cuenta de nuestra inmadurez, o de nuestra falta de conciencia que nos ha llevado a actuar de una manera que tal vez hoy no elegiríamos. Esta Luna llena nos invita a abrazar esta luz que ilumina nuestra ignorancia e inconsciencia con alegría y gratitud.

Tal vez nos tengamos que reír de nosotros mismos para salir de la trampa del juicio, propio o ajeno. Bajo esta lunación es probable que se despierten voces del pasado que nos recuerden a tiempos y espacios compartidos en la escuela, con maestros, en ciclos de aprendizaje en los que “fallamos” y “fracasamos”, o nos castigaron o avergonzaron. Ceres, arquetipo de la Gran Madre, está en conjunción con el Sol en Géminis, por lo cual tal vez el guión de nuestro primer vínculo, el que formamos con nuestra madre, se revele potente bajo esta Luna mostrando sus ramificaciones y raíces.

La astrología de este año nos habla de la liberación del gozo como voz de un camino íntegro. No hablamos de placeres superfluos ni de disfrutes pasajeros. Hablamos del gozo de caminar fieles a lo que somos, fieles a nuestra verdad, fieles a nuestra expresión. Una fidelidad a la inocencia y pureza imperecedera de nuestra alma que se sostiene a veces digna, a veces vulnerable, a veces vacilante, siempre valiente, en la presencia.

Presente ante la ferocidad y crueldad de un desafío ancestral que intenta dominarnos mediante el miedo, el castigo, la falsa autoridad y el falso poder. Si escuchamos la voz en nuestra cabeza que nos acusa, nos enjuicia, nos disminuye, nos desvaloriza, nos humilla, es tiempo de hacer pausa y estar alertas ya que esta no es la verdad de lo que somos. La verdad es otra y esta Luna llena en el signo de la Búsqueda de la Verdad de Ser nos invita a trascender la pequeña mente polarizada en la comparación, la mente ocupada por el pasado, la mente llena de voces ajenas que parasitan la verdad del ser. Nos invita a honrar el Mar de Estrellas que nos acoge, a pisar firmes en esta Tierra que es nuestro hogar y a recordar quiénes somos en el orden sagrado de las cosas. Todos somos hijos del Sol y de la Tierra. Todos somos un puente entre Cielo y Tierra. Todos somos el fuego que ama.

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