viernes, 22 de septiembre de 2017

Nos relacionamos con nosotros mismos a través de los demás. Especialmente, con la persona de la que un día nos enamoramos y con la que compartimos la vida.

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La primera relación fundamental que tenemos es con nosotros mismos. Y, nos relacionamos con nosotros mismos a través de los demás. Especialmente, con la persona de la que un día nos enamoramos y con la que compartimos la vida. En el mundo dual, en el que uno más uno es igual a dos, la pareja es el espejo en el que nos reflejamos para poder conocernos.

En la conferencia Conflictos de pareja que Enric Corbera ofreció en Barcelona se habla de diversos puntos cruciales para vivir la relación de pareja con conciencia. A continuación destacamos los más relevantes:

Proyectamos nuestra realidad

Nos podemos conocer a nosotros mismos observando todo lo que nos rodea, no mirando hacia dentro. Si prestamos atención a las personas con las que nos relacionamos, las situaciones que vivimos y las vicisitudes por las que pasamos empezaremos a saber quiénes somos. Necesitamos a otro para saber más sobre nosotros.

La realidad refleja la información que tenemos dentro. Aquello que detestamos del otro es lo que no reconocemos en nosotros mismos, lo que no nos damos permiso para expresar, nuestra sombra, por eso nos altera tanto. Cuando observamos la realidad de esta manera nuestra pareja deja de ser un problema para pasar a ser nuestra salvación.

¿Por qué siempre repetimos con las mismas personas y siempre nos encontramos con las mismas historias?

Si se nos repite la misma situación es para que actuemos de forma distinta a como lo hemos hecho en otros momentos de nuestra vida, para que dejemos de hacer las cosas en resonancia con nuestros ancestros. Para que tomemos una solución diferente.

Pensamos que lo que hace el otro no tiene nada que ver con nosotros y, en cambio, lo que hace es reflejar nuestro juicio. El primer paso para dejar de encontrar las mismas relaciones que no nos benefician es dejar de querer cambiar a la otra persona, dejar de pensar que los otros tienen la culpa y empezar a averiguar qué queremos cambiar en nosotros.

¿Y si no tenemos pareja?

Si no nos relacionamos íntimamente con nadie, igualmente, tenemos un conflicto de pareja. Es decir, conflictos de pareja tenemos todos. Las parejas están para aprender el uno del otro, porque sin el otro no sabemos quiénes somos. Si no buscamos a nadie con quien compartir nos podemos preguntar ¿Qué relación tenemos con nosotros mismos? Lo biológico es compartir.

Cada relación es una oportunidad para trascender, es decir, para dar una lectura diferente a una situación ya conocida. Todas las relaciones tienen un propósito y en cada encuentro podemos ver un problema o una oportunidad. Una ocasión para madurar emocionalmente. Si observamos la historia de las parejas de nuestro árbol genealógico quizás encontremos una respuesta a la pregunta ¿para qué no tenemos pareja?.

Somos la manifestación de una información

La información nunca se pierde. Como la energía, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Estamos cargados de información que continuamente está buscando la forma de manifestarse. En otras palabras, vibramos en una frecuencia determinada y las personas con las que nos encontramos vibran en esa misma frecuencia.

Nos juntamos con alguien por resonancia. Es posible que lo hagamos en la misma polaridad si los sentimos afines o en la opuesta cuando expresamos justamente lo contrario. En el mundo dual es necesaria la manifestación de las dos polaridades para acercarnos a la conciencia de unidad.

 

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