miércoles, 6 de diciembre de 2017

EL MIEDO A LA CARENCIA

Gran cantidad de personas en el mundo viven a diario con éste gran miedo. Miedo a no tener más dinero, miedo a perder su poco o mucho dinero, miedo a no tener al lado a esa persona que los sostiene económicamente, miedo a sufrir un robo, miedo a sufrir un chantaje, miedo a ser defraudados, miedo a ya no poder mantener su nivel de vida, miedo a gastarse sus ahorros, etc, etc, etc.
En Biodescodificación, estos miedos se resumen en “Miedo a la Carencia” y todos los impactos emocionales relacionados con éste o éstos miedos, afectan principalmente a nuestro hígado. Y en la medida en que basemos nuestra existencia en nuestra capacidad económica, más riesgo tenemos de enfermar y dañar gravemente ese órgano tan importante.
Otros impactos emocionales relacionados con “dinero”, pueden dañar nuestros riñones y otros más pueden dañar nuestro páncreas. Pero SIEMPRE, que los problemas de dinero estén relacionados con “MIEDO A NO TENER” (Dinero), dañaremos el hígado.
Si desde pequeños, somos educados en la creencia de que nuestra valía está basada en nuestros éxitos económicos, pues vaya problema, porque el día que yo logre tener poco o mucho dinero, tendré un miedo constante a perderlo.
Hace poco platicando con una clienta, ella me decía que el día del temblor en la Ciudad de México, en lugar de salir corriendo a la calle para ponerse a salvo, corrió por su dinero, su bolsa, su dinero escondido en un cajón y sus tarjetas de crédito. Aceptó que estaba dispuesta a perder su casa si ésta se caía, pero de ninguna manera ella se iría “sin dinero” a la calle. Si ella no llevaba su dinero consigo, ella prefería morir allí. Porque ella estaba segura, que de salirse sin su dinero, si su casa se caía, ella no podría acceder a las ruinas a buscarlo.
Y lo mismo sucede con todas esas mujeres, que pasan de ser profesionistas independientes a esposas de hombres que “las mantienen”, pierden esa independencia y comienzan con miedo a la carencia: ¿Y si él me deja?, ¿Y si él muere?, ¿Yo de qué voy a vivir?
Pocas son las mujeres que antes de casarse, analizan ésta situación, en donde ellas han sido educadas para “ser mantenidas”, tener casa sin esfuerzo, tener cosas sin esfuerzo, gastar lo que no es suyo, para luego venir a vivir miedo a no tener.
El dinero por tanto, se convierte en el motor de nuestras vidas y en nuestra mente, imaginamos que no tenerlo es sinónimo de vivir bajo un puente pidiendo limosna con apenas harapos que nos cubran.
¿Cuántas personas enfermas de un cáncer, gastan tanto en quimioterapias para ser diagnosticados meses posteriores con una “metástasis a hígado”? Primeramente, las metástasis no existen, se trata de conflictos diferentes. Y ante una metástasis a hígado, habremos de preguntarnos, qué tanto el paciente gastó en las quimioterapias, medicamentos y tratamientos. Y qué tanto el paciente estaba o vivía angustiado, porque su hijo o su hermano o el esposo, estaba acabándose su dinero en ellos.
O esos padres, con un nivel de vida económicamente aceptable, que ven a su hija enamorada del bueno para nada, enamorada de ese hombre que jamás podrá ofrecerle a su niña linda los lujos con los que ella ha crecido. Ah! Porque puedo afectar mi hígado si tengo miedo de vivir carencia yo mismo, y del mismo modo puedo afectar mi hígado si temo por la economía de un ser querido.
De pronto, en el día a día, nos olvidamos de lo maravilloso que es caminar, ver, escuchar, hablar. De lo sencillo que es conseguir un trabajo temporal que en caso de urgencia nos alivie las carencias. Tal vez ayudando en una tienda, tal vez cobrando en un supermercado, tal vez siendo mensajeros, etc.
Colocamos nuestra vida entera en el dinero y en sostener nuestro nivel de gastos superfluos a flote cueste lo que cueste.
Así que yo considero que lo primero que debemos comenzar a cambiar, es la idea de que sin dinero no somos nada, de que sin dinero no podré salir adelante, de que sin dinero moriré de hambre. Debemos asumirnos fuertes, seguros de poder conseguir nuevamente esa estabilidad económica que teníamos (si la hemos perdido) y tal de una mejor manera.
Debemos hablar con nuestras parejas y acordar un futuro con carencias para encontrar de una vez, soluciones que nos mantengan tranquilos a ambos.
Conozco esposas que no tienen la menor idea de lo que gana su marido, no saben si hay dinero en un banco o ahorros. Ellas sólo reciben su cheque cada semana y gastan hasta el último centavo, si pensar siquiera que un día, de pronto, eso puede terminar.
Si alguien de su familia está enfermo del hígado, si alguien de su familia ha muerto por una complicación en el hígado, sabrán entonces que su árbol genealógico, ya desde más arriba, viene heredando el programa de miedo a la carencia, mismo que puede detonar en ustedes ante una vivencia de pérdida.
Tomen conciencia de sus miedos al respecto, y actúen.
Ahorren para su futuro, su vejez, un imprevisto médico.
Aseguren un ingreso constante previendo que éste finalice en cualquier momento y tengan claro el plan B.
Hagan una carta de duelo liberándose de pérdidas económicas imprevistas, robos de propiedades, embargos, fraudes, etc, que pudieran conocer de su familia (paterna y materna). Y allí mismo libérense del miedo tan tremendo a “no tener dinero”, a “no tener para vivir”.
Porque de ninguna manera vivir con ese miedo es positivo.
Así las cosas….


Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.




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