Segura estoy de que en todas las familias se ocultan secretos. Algunos como pequeños detalles sin importancia, cosas como: “no le digas a tu hermano que te compré el caramelo que te gusta”.
A veces, un secreto más grande: “que nadie jamás se entere de que ese hijo que tendrás es de tu padre”.
Hay secretos que ya desde que se planean, encierran emociones.
Dolor, vergüenza y un sin número de impactos dramáticos que tarde o temprano, en las siguientes generaciones, podrían provocar patologías importantes.
Mucho del funcionamiento de los secretos dentro de las familias, fue analizado y estudiado por varios autores en su mayoría europeos, que han aportado conocimientos a la Biodescodificación.
Básicamente, Anne Ancelin Schutzenberger fue la gran autora que con su libro “Ay mis Ancestros”, también conocido como “Ay mis Abuelos”, profundizó en estos temas descubriendo, comprobando y aportando muchísimos elementos importantes a observar o a buscar dentro de un árbol genealógico para ser resueltos.
Son estos secretos los que nos programan para ser vulnerables ante ciertas vivencias o experiencias en la vida. Nos programan para tener esa debilidad, ese miedo, ese defecto y por supuesto, caer, enfermar y padecer. Todo de manera inconsciente.
Esa emoción que ya en su momento ha vivido nuestro ancestro. Esa vivencia dolorosa, oculta, acallada y prohibida es lo que llega a nosotros en las mismas células con las que somos concebidos.
Esa vivencia del pasado, esa vivencia de otras generaciones, podemos heredarla como una programación oculta de: “miedo a vivir cierta historia específica”, “alergia a ciertos ambientes o climas específicos”, “sentirme poca cosa”, etc.
Los secretos guardados por generaciones anteriores, caen entonces sobre nosotros con toda su fuerza. Como si fuéramos nosotros los que estamos padeciendo aquello que se ocultó en su momento.
Y casi siempre, son temáticas específicas las que se van heredando, repitiendo, pagando.
- Historias Sexuales: Incestos, tocamientos, infidelidades, violaciones, homofobias.
- Historias Reproductivas: Abortos, Hijos no reconocidos, Hijos de otro padre que no es el marido, hijos adoptados o regalados.
- Historias de Violencia: Asesinatos, Torturas, Golpes y Maltrato.
- Historias Ilegales: Robos, Fraudes, Herencia.
Historias que en su momento se vivieron y padecieron. Historias que en su momento, conocieron sólo unos cuantos. Historias de las que se ha prohibido en su tiempo, hablar o pregonar. Silencios forzados
Estos secretos son cosas de las cuales no se debe hablar, no hay que decirlas ni escucharlas. Mucho menos, comunicarlas a las generaciones siguientes.
¿Y si se vivió un secreto en generaciones pasadas, anteriores a mí, cómo puedo saberlo? ¿Cómo puedo solucionarlo y evitar que me afecte o a mi familia?
Si bien se ha tratado de encontrar un patrón lógico o repetitivo que de pie a confirmar científicamente la vivencia de secretos, de tener ya una constante específica, no ha sido posible.
Se han tomado datos, se ha intentado llevar una estadística y tan sólo se ha llegado a la conclusión, de que esta es otra “parte de la Biodescodificación”, que logra combinarse con “lo energético”, con “lo espiritual”, con la física cuántica y con los sentidos.
Es algo así como hablar de la reencarnación. Puede intentarse comprobarla, puede uno experimentar vivencias a través de la Hipnosis, pero la ciencia no tiene las herramientas ni la manera de comprobarla.
Es algo que “se siente”, es algo que “se vibra”, es algo que simplemente “nos resuena” y es con ello que se trabaja.
Por ejemplo, se habla de historias en las que niños, alumnos normales y comunes de una escuela, justo en las clases de matemáticas, al comenzar a estudiar las variables y las ecuaciones con la letra “X”, parecieran “sentir” una emoción particular de curiosidad por “averiguar lo “oculto”.
Es como si el niño al ver la letra X, sintiera una angustia, una distracción de la clase, un bloqueo que lo hace “viajar” con la mente emocional. Como si algo intangible le indicara a ese niño que esa “X” es algo que él debe buscar en su familia.
Sin embargo, no hay una teoría verificable de esto e incluso, no existe ningún síntoma o enfermedad específica que nos exprese claramente, si hay secretos en la familia o cuáles son y quién los vivió en las generaciones anteriores a la nuestra.
Pero el inconsciente no engaña. El inconsciente no puede “inventar”. El inconsciente lo sabe todo y es ahí en donde debemos poner atención. Y si sabemos que en toda una familia puede vibrar un “inconsciente colectivo” y traspasar generaciones, hay que parar las orejas y revisar cada asunto extraño que nos llegue como “presentimiento”.
- Esas sensaciones extrañas en donde “presentimos”, que nuestro abuelo oculta algo.
- Esas sensaciones extrañas en donde “sentimos” que cada que se platica del tatarabuelo algo sucede que pareciera que todos callan.
- Esa tristeza o miedo que sentimos al pensar en un embarazo que termine mal y que hasta lleguemos a angustiarnos pensando que seguramente alguien más en la familia ya lo sufrió pero no lo dicen.
- Esa idea que tenemos desde pequeños, de que “hay algo que no me quieren decir” en la familia.
A todas esas “sensaciones” hay que prestar atención.
Porque todas esas sensaciones, presentimientos, “latidas” de que hay algo raro en la familia, de que hay algo que no me cuadra, sólo las sentiré yo. Que soy el heredero o heredera de ese ancestro. Sólo me afectará a mí, que soy “doble” de ese ancestro. Y lo mejor, es que en mi inconsciente sí está dicha información y vivencia, y es por ello que sé que hay algo raro, algo escondido.
Porque lo que sí se ha comprobado en Biodescodificación, es el hecho de que todo Árbol Genealógico buscará por todos los medios que las historias se repitan, que sigamos y sigamos padeciendo de lo mismo e incluso, que emparentemos con las personas específicas que faciliten la repetición de dramas.
Es por ello que si venimos de generaciones y generaciones de mujeres maltratadas, siempre emparentaremos con familias iguales e incluso, únicamente nos enamoraremos de hombres maltratadores si somos mujeres o de mujeres que se dejen maltratar si somos hombres.
Jamás emparentaremos con una familia que viva distinto, no nos llamará la atención.
Porque nuestro inconsciente busca “repetir” dramas y para ello, sólo buscaremos afuera, lo que requerimos para continuarlos. El Árbol por sí mismo, no busca cambiar o mejorar o sanar. El Árbol busca repetir, continuar igual.
Y aunque no haya ciencia alguna que pueda publicar una teoría específica para los secretos familiares, tenemos la experiencia de las consultas que poco a poco, llevan a cualquier Biodescodificador a encontrar patrones que repiten y que nos llevan a secretos. A encontrar que “siempre que hay esto” es que “ha ocurrido esto”. Y con ello se trabaja.
Es así que podemos concluir que sí hay patrones específicos que nos permiten localizar al ancestro causante. A aquel familiar de otra generación anterior que haya vivido algo que se ocultó.
Son vivencias del pasado, que ocasionan en nosotros emociones inexplicables. Reacciones precisas o puntuales, cosas como:
- “Yo nunca he manejado, tengo miedo a manejar, por más que lo intento no sé manejar”.
Y, en base a esto que ha expresado la persona, se busca a aquel muerto en un accidente, ya sea porque iba manejando o porque fue lastimado por alguien que manejaba, hecho que la familia pareciera ocultar.
Pero nadie en su familia “sabe nada”. Nadie habla de eso. Nadie recuerda y nadie tiene datos.
Es el árbol, la observación del árbol, fechas, profesiones e historias de vida, que se llega al secreto.
Que se llega al culpable, al doble de la persona que no maneja, liberándolo de ese miedo.
- “Yo siempre tuve la idea de formar una familia, pero justo a los 19 años, esa idea cambio radicalmente, ahora no quiero casarme, no quiero tener hijos, quiero dedicarme a trabajar solamente”.
Y, lo mismo, en base a esto se busca a aquella persona en la familia que más o menos o justo a los 19 años, vivió algo dramático en asuntos de amores o pareja que se ocultó en la familia.
Nadie en la familia “sabe nada”. Nadie habla de eso. Nadie recuerda y nadie tiene datos.
Es el árbol, la observación del árbol, fechas, vidas de pareja, vidas reproductivas e historias de vida, que se llega al secreto. Que se llega al culpable, al doble de la persona que de pronto ya no quiere lo que antes anhelaba. Que ya no quiere pareja ni hijos, liberándolo o liberándola de ese miedo.
Otro detalle que puede “indicarnos que hay algo oculto”, son las reacciones de las personas en consulta:
- No quieren hablar de un tema en específico.
- Tiene bloqueado u olvidado un período de tiempo específico de su vida.
- Lloran de pronto ante alguna palabra o idea del Biodescodificador.
- Se enojan o estallan exageradamente ante una idea específica planteada por el Biodescodificador.
Y es que se tocan fibras emocionales en las consultas. Y tocar al subconsciente, justo donde más le duele, es la pista a seguir.
Del mismo modo se deben revisar reacciones exageradas: risas, llanto, tristeza, dolor, ira.
Personas que en la misma consulta dicen cosas como:
- ¡Me enteré de algo muy gordo en mi familia, de película, increíblemente doloroso!
Y cuando lo platica o explica, realmente no lo es tanto. Eso es una pista entonces, de que esa persona “resuena” con esa historia y que ese es el camino.
- ¡No sabes cómo lloré cuando supe tal o cual cosa de mi familia, es dramático, desgarrador, para morirse!
Y cuando lo platica, realmente no es nada ni para parpadear siquiera. Por lo tanto, es una pista entonces, porque la persona “resiente” el dolor del ancestro que sufrió la historia.
Así, los secretos que permanecieron muy ocultos durante dos o tres generaciones, vienen a esta generación a afectar justo a la persona que lo resolverá.
Personas comunes que viven su día a día, sintiendo que tienen que hacer las cosas porque “tienen” que hacerlas a pesar de que ellos no lo entiendan, no lo quieran o no lo disfruten hacer.
Personas que no pueden controlar sus emociones o reacciones, que basan su vida en su emoción, por lo que si hoy amanecieron tranquilas o pacíficas, es un buen día y si amanecen de malas es un pésimo día, sin razonar o poder controlar que son ellos los que determinan sus emociones.
Como si sus emociones tuvieran el mando o el control y ellos sólo obedecieran cual robots.
Nuevamente, el Árbol Genealógico es primordial para hacer un trabajo más completo y mejor.
Si sólo se tienen datos de los padres, tenemos sólo el 35% de la historia familiar. Si ya contamos con la información de los abuelos, tenemos ya un 50% de la historia familiar. Si por suerte tenemos información de los bisabuelos, hurra! Ya contamos entonces con el 75% de la historia familiar y ni qué decir si ya contamos con los datos de los tatarabuelos, eso sí es la gloria. Porque saber y conocer la historia de los tatarabuelos nos da el 100% de la información.
Si no hay árbol, ni le busques, una sesión de Biodescodificación no es para ti.
Porque para poder llegar al subconsciente sin datos, la única opción será todo tipo de terapia que pueda abrir dicho subconsciente y hallar lo sucedido, la Hipnosis, las Constelaciones Familiares, la meditación profunda. Porque sólo será útil aquella técnica que permita “conocer” el drama vivido, el secreto guardado. Visualizarlo, sentirlo, revivirlo.
Entonces a la hora de buscar secretos, hechos vividos por ancestros, de nada nos sirve sólo tener datos de nuestros padres y que además, ellos nos digan digan “no saber nada” y “no recordar nada”.
Si no hay datos y fechas de un árbol genealógico para revisar y analizar, la Biodescodificación no tiene caso. Mejor ir directamente a una Terapia que sí nos lleve a encontrar ese secreto, esa clave.
Al seguir la pista emocional de aquello que le preocupa a la persona, al seguir la pista de su reacción exagerada o incontrolable, es posible abrir ese subconsciente y dirigirlo hacia la verdad ocurrida.
Pero no crean ni por un segundo, que liberarse de un secreto familiar es algo “fabulosamente tremendo” o algo que mágicamente vendrá a liberarnos sin que hagamos nada. Es como cuando de niños, pensamos que al cumplir 15 años y los 18 años o los 21 años, mágicamente la vida será diferente para venir a descubrir que ese día no pasó nada y seguimos igual.
Lo mismo es “enterarse de lo que pasó en el árbol”. No pasa nada mágico.
Saber o descubrir aquel secreto o aquel drama vivido por nuestros ancestros, sólo nos hace tener que tomar conciencia, entender, saber, poder razonar, que “esa historia no es nuestra”.
Razonar ahora sí que esos ataques de miedo a manejar, que aquel rechazo a formar una familia, que aquella tristeza que a veces sentimos al despertar no está por encima de nuestras capacidades físicas, mentales y/o emocionales. Ni sobre nuestra capacidad de empoderarnos, cambiar y salir adelante.
Una vez que la persona, ha entrado en su subconsciente ya sea con hipnosis o constelaciones o meditación y ha descubierto el secreto, lo mejor es saber que puede ahora sí, decir a todo pulmón y en voz alta: ESO NO ES MIO.
Yo no soy aquel o aquella que vivió tal cosa, mi vida es otra y hoy dejo de padecerlo.
Cosa que hasta antes de entrar a su subconsciente era imposible, porque “no estaba seguro”.
¿Entonces hablar en voz alta me libera?
Sí, siempre, porque nuestro subconsciente, el subconsciente de todos nosotros, reacciona ante nuestros pensamientos y también ante nuestras palabras.
Y el hecho de descubrir lo ocurrido y liberarme de ello en voz alta, ya es soltarlo, cambiarlo, liberarlo.
Es decretar mi fuerza y mi independencia de lo ocurrido. Es reprogramar mi cerebro, es retomar el mando de mi vida.
Una vez que verbalizamos nuestra toma de conciencia: “esto no es mío” y además lo “sentimos”. El subconsciente ha quedado liberado. La persona se siente en paz.
Esto claro desencadena con el paso del tiempo, un empoderamiento, unas ganas por cambiar la forma en que pensamos, vivimos, reaccionamos, respondemos ante la vida, etc.
En la gran mayoría de las personas, esta toma de conciencia y verbalización es suficiente para sanarse, para liberarse.
Pero ojo!
Si la persona liberada continua viviendo en un entorno tóxico, en un entorno que sigue repitiendo un patrón, negativo, será mucho más difícil mantenerse liberados.
Y es que parte del cambio, es cambiar nuestro entorno.
Alejarnos de aquellas personas tóxicas, que forman parte de la “repetición del drama o del secreto”. Y eso, no es fácil. A veces la persona liberada, tan sólo tiene que aprender a vivir entre ellos sin volver a dañarse.
Es por ello que hay que “sellar” el trabajo logrado con la Hipnosis o la Constelación Familiar o la meditación o lo que sea, con una carta de duelo. Para reafirmarle al cerebro, lo que hemos soltado. Para darle confianza al cerebro de que seguimos firmes en nuestra idea de liberarnos.
Este acto simbólico es eficaz porque obedece a un principio terapéutico fundamental:
“La realidad metafórica o simbólica de cualquier cosa, es para el subconsciente una realidad”.
Por lo tanto, si yo escribo una carta de duelo liberándome de los secretos, de los dramas de las historias que no me corresponden. Si en ella yo he plasmado mi rechazo, mi ira, mis miedos, mis tristezas, mi dolor, mis frustraciones a consecuencia de las vidas e historias de otros en el árbol. Y además yo quemo esa carta tirando las cenizas a la basura. Mi cerebro automáticamente entiende: “HE MATADO ESAS HISTORIAS TÓXICAS, MI VIDA ES DIFERENTE Y NO VOY A PADECER DE NADA POR LO QUE OTROS HAYAN VIVIDO”.
En base a eso, es que la persona inicia su cambio, su empoderamiento. Es un trabajo arduo y constante, diario. El cambio y el empoderamiento no caen del cielo.
Ahora ya no puede “echarle la culpa a nadie” de sus miles de sufrimientos.
Ya no puede decir “soy esto por culpa de mi mamá” o “soy aquello por lo que me hizo mi papá” o de fulano o de sutano.
Ya no tiene pretexto alguno para continuar mal.
Al liberarte de los secretos en la familia, de los dramas de los ancestros, adquieres la RESPONSABILIDAD de toda tu vida.
Tienes el mando completo de tus emociones tienes la obligación de asumir las consecuencias de tus decisiones y elecciones y la oportunidad de hacer mejores elecciones para con ello, liberar a tus hijos y claro, a las siguientes generaciones.
Así las cosas…
Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.
A veces, un secreto más grande: “que nadie jamás se entere de que ese hijo que tendrás es de tu padre”.
Hay secretos que ya desde que se planean, encierran emociones.
Dolor, vergüenza y un sin número de impactos dramáticos que tarde o temprano, en las siguientes generaciones, podrían provocar patologías importantes.
Mucho del funcionamiento de los secretos dentro de las familias, fue analizado y estudiado por varios autores en su mayoría europeos, que han aportado conocimientos a la Biodescodificación.
Básicamente, Anne Ancelin Schutzenberger fue la gran autora que con su libro “Ay mis Ancestros”, también conocido como “Ay mis Abuelos”, profundizó en estos temas descubriendo, comprobando y aportando muchísimos elementos importantes a observar o a buscar dentro de un árbol genealógico para ser resueltos.
Son estos secretos los que nos programan para ser vulnerables ante ciertas vivencias o experiencias en la vida. Nos programan para tener esa debilidad, ese miedo, ese defecto y por supuesto, caer, enfermar y padecer. Todo de manera inconsciente.
Esa emoción que ya en su momento ha vivido nuestro ancestro. Esa vivencia dolorosa, oculta, acallada y prohibida es lo que llega a nosotros en las mismas células con las que somos concebidos.
Esa vivencia del pasado, esa vivencia de otras generaciones, podemos heredarla como una programación oculta de: “miedo a vivir cierta historia específica”, “alergia a ciertos ambientes o climas específicos”, “sentirme poca cosa”, etc.
Los secretos guardados por generaciones anteriores, caen entonces sobre nosotros con toda su fuerza. Como si fuéramos nosotros los que estamos padeciendo aquello que se ocultó en su momento.
Y casi siempre, son temáticas específicas las que se van heredando, repitiendo, pagando.
- Historias Sexuales: Incestos, tocamientos, infidelidades, violaciones, homofobias.
- Historias Reproductivas: Abortos, Hijos no reconocidos, Hijos de otro padre que no es el marido, hijos adoptados o regalados.
- Historias de Violencia: Asesinatos, Torturas, Golpes y Maltrato.
- Historias Ilegales: Robos, Fraudes, Herencia.
Historias que en su momento se vivieron y padecieron. Historias que en su momento, conocieron sólo unos cuantos. Historias de las que se ha prohibido en su tiempo, hablar o pregonar. Silencios forzados
Estos secretos son cosas de las cuales no se debe hablar, no hay que decirlas ni escucharlas. Mucho menos, comunicarlas a las generaciones siguientes.
¿Y si se vivió un secreto en generaciones pasadas, anteriores a mí, cómo puedo saberlo? ¿Cómo puedo solucionarlo y evitar que me afecte o a mi familia?
Si bien se ha tratado de encontrar un patrón lógico o repetitivo que de pie a confirmar científicamente la vivencia de secretos, de tener ya una constante específica, no ha sido posible.
Se han tomado datos, se ha intentado llevar una estadística y tan sólo se ha llegado a la conclusión, de que esta es otra “parte de la Biodescodificación”, que logra combinarse con “lo energético”, con “lo espiritual”, con la física cuántica y con los sentidos.
Es algo así como hablar de la reencarnación. Puede intentarse comprobarla, puede uno experimentar vivencias a través de la Hipnosis, pero la ciencia no tiene las herramientas ni la manera de comprobarla.
Es algo que “se siente”, es algo que “se vibra”, es algo que simplemente “nos resuena” y es con ello que se trabaja.
Por ejemplo, se habla de historias en las que niños, alumnos normales y comunes de una escuela, justo en las clases de matemáticas, al comenzar a estudiar las variables y las ecuaciones con la letra “X”, parecieran “sentir” una emoción particular de curiosidad por “averiguar lo “oculto”.
Es como si el niño al ver la letra X, sintiera una angustia, una distracción de la clase, un bloqueo que lo hace “viajar” con la mente emocional. Como si algo intangible le indicara a ese niño que esa “X” es algo que él debe buscar en su familia.
Sin embargo, no hay una teoría verificable de esto e incluso, no existe ningún síntoma o enfermedad específica que nos exprese claramente, si hay secretos en la familia o cuáles son y quién los vivió en las generaciones anteriores a la nuestra.
Pero el inconsciente no engaña. El inconsciente no puede “inventar”. El inconsciente lo sabe todo y es ahí en donde debemos poner atención. Y si sabemos que en toda una familia puede vibrar un “inconsciente colectivo” y traspasar generaciones, hay que parar las orejas y revisar cada asunto extraño que nos llegue como “presentimiento”.
- Esas sensaciones extrañas en donde “presentimos”, que nuestro abuelo oculta algo.
- Esas sensaciones extrañas en donde “sentimos” que cada que se platica del tatarabuelo algo sucede que pareciera que todos callan.
- Esa tristeza o miedo que sentimos al pensar en un embarazo que termine mal y que hasta lleguemos a angustiarnos pensando que seguramente alguien más en la familia ya lo sufrió pero no lo dicen.
- Esa idea que tenemos desde pequeños, de que “hay algo que no me quieren decir” en la familia.
A todas esas “sensaciones” hay que prestar atención.
Porque todas esas sensaciones, presentimientos, “latidas” de que hay algo raro en la familia, de que hay algo que no me cuadra, sólo las sentiré yo. Que soy el heredero o heredera de ese ancestro. Sólo me afectará a mí, que soy “doble” de ese ancestro. Y lo mejor, es que en mi inconsciente sí está dicha información y vivencia, y es por ello que sé que hay algo raro, algo escondido.
Porque lo que sí se ha comprobado en Biodescodificación, es el hecho de que todo Árbol Genealógico buscará por todos los medios que las historias se repitan, que sigamos y sigamos padeciendo de lo mismo e incluso, que emparentemos con las personas específicas que faciliten la repetición de dramas.
Es por ello que si venimos de generaciones y generaciones de mujeres maltratadas, siempre emparentaremos con familias iguales e incluso, únicamente nos enamoraremos de hombres maltratadores si somos mujeres o de mujeres que se dejen maltratar si somos hombres.
Jamás emparentaremos con una familia que viva distinto, no nos llamará la atención.
Porque nuestro inconsciente busca “repetir” dramas y para ello, sólo buscaremos afuera, lo que requerimos para continuarlos. El Árbol por sí mismo, no busca cambiar o mejorar o sanar. El Árbol busca repetir, continuar igual.
Y aunque no haya ciencia alguna que pueda publicar una teoría específica para los secretos familiares, tenemos la experiencia de las consultas que poco a poco, llevan a cualquier Biodescodificador a encontrar patrones que repiten y que nos llevan a secretos. A encontrar que “siempre que hay esto” es que “ha ocurrido esto”. Y con ello se trabaja.
Es así que podemos concluir que sí hay patrones específicos que nos permiten localizar al ancestro causante. A aquel familiar de otra generación anterior que haya vivido algo que se ocultó.
Son vivencias del pasado, que ocasionan en nosotros emociones inexplicables. Reacciones precisas o puntuales, cosas como:
- “Yo nunca he manejado, tengo miedo a manejar, por más que lo intento no sé manejar”.
Y, en base a esto que ha expresado la persona, se busca a aquel muerto en un accidente, ya sea porque iba manejando o porque fue lastimado por alguien que manejaba, hecho que la familia pareciera ocultar.
Pero nadie en su familia “sabe nada”. Nadie habla de eso. Nadie recuerda y nadie tiene datos.
Es el árbol, la observación del árbol, fechas, profesiones e historias de vida, que se llega al secreto.
Que se llega al culpable, al doble de la persona que no maneja, liberándolo de ese miedo.
- “Yo siempre tuve la idea de formar una familia, pero justo a los 19 años, esa idea cambio radicalmente, ahora no quiero casarme, no quiero tener hijos, quiero dedicarme a trabajar solamente”.
Y, lo mismo, en base a esto se busca a aquella persona en la familia que más o menos o justo a los 19 años, vivió algo dramático en asuntos de amores o pareja que se ocultó en la familia.
Nadie en la familia “sabe nada”. Nadie habla de eso. Nadie recuerda y nadie tiene datos.
Es el árbol, la observación del árbol, fechas, vidas de pareja, vidas reproductivas e historias de vida, que se llega al secreto. Que se llega al culpable, al doble de la persona que de pronto ya no quiere lo que antes anhelaba. Que ya no quiere pareja ni hijos, liberándolo o liberándola de ese miedo.
Otro detalle que puede “indicarnos que hay algo oculto”, son las reacciones de las personas en consulta:
- No quieren hablar de un tema en específico.
- Tiene bloqueado u olvidado un período de tiempo específico de su vida.
- Lloran de pronto ante alguna palabra o idea del Biodescodificador.
- Se enojan o estallan exageradamente ante una idea específica planteada por el Biodescodificador.
Y es que se tocan fibras emocionales en las consultas. Y tocar al subconsciente, justo donde más le duele, es la pista a seguir.
Del mismo modo se deben revisar reacciones exageradas: risas, llanto, tristeza, dolor, ira.
Personas que en la misma consulta dicen cosas como:
- ¡Me enteré de algo muy gordo en mi familia, de película, increíblemente doloroso!
Y cuando lo platica o explica, realmente no lo es tanto. Eso es una pista entonces, de que esa persona “resuena” con esa historia y que ese es el camino.
- ¡No sabes cómo lloré cuando supe tal o cual cosa de mi familia, es dramático, desgarrador, para morirse!
Y cuando lo platica, realmente no es nada ni para parpadear siquiera. Por lo tanto, es una pista entonces, porque la persona “resiente” el dolor del ancestro que sufrió la historia.
Así, los secretos que permanecieron muy ocultos durante dos o tres generaciones, vienen a esta generación a afectar justo a la persona que lo resolverá.
Personas comunes que viven su día a día, sintiendo que tienen que hacer las cosas porque “tienen” que hacerlas a pesar de que ellos no lo entiendan, no lo quieran o no lo disfruten hacer.
Personas que no pueden controlar sus emociones o reacciones, que basan su vida en su emoción, por lo que si hoy amanecieron tranquilas o pacíficas, es un buen día y si amanecen de malas es un pésimo día, sin razonar o poder controlar que son ellos los que determinan sus emociones.
Como si sus emociones tuvieran el mando o el control y ellos sólo obedecieran cual robots.
Nuevamente, el Árbol Genealógico es primordial para hacer un trabajo más completo y mejor.
Si sólo se tienen datos de los padres, tenemos sólo el 35% de la historia familiar. Si ya contamos con la información de los abuelos, tenemos ya un 50% de la historia familiar. Si por suerte tenemos información de los bisabuelos, hurra! Ya contamos entonces con el 75% de la historia familiar y ni qué decir si ya contamos con los datos de los tatarabuelos, eso sí es la gloria. Porque saber y conocer la historia de los tatarabuelos nos da el 100% de la información.
Si no hay árbol, ni le busques, una sesión de Biodescodificación no es para ti.
Porque para poder llegar al subconsciente sin datos, la única opción será todo tipo de terapia que pueda abrir dicho subconsciente y hallar lo sucedido, la Hipnosis, las Constelaciones Familiares, la meditación profunda. Porque sólo será útil aquella técnica que permita “conocer” el drama vivido, el secreto guardado. Visualizarlo, sentirlo, revivirlo.
Entonces a la hora de buscar secretos, hechos vividos por ancestros, de nada nos sirve sólo tener datos de nuestros padres y que además, ellos nos digan digan “no saber nada” y “no recordar nada”.
Si no hay datos y fechas de un árbol genealógico para revisar y analizar, la Biodescodificación no tiene caso. Mejor ir directamente a una Terapia que sí nos lleve a encontrar ese secreto, esa clave.
Al seguir la pista emocional de aquello que le preocupa a la persona, al seguir la pista de su reacción exagerada o incontrolable, es posible abrir ese subconsciente y dirigirlo hacia la verdad ocurrida.
Pero no crean ni por un segundo, que liberarse de un secreto familiar es algo “fabulosamente tremendo” o algo que mágicamente vendrá a liberarnos sin que hagamos nada. Es como cuando de niños, pensamos que al cumplir 15 años y los 18 años o los 21 años, mágicamente la vida será diferente para venir a descubrir que ese día no pasó nada y seguimos igual.
Lo mismo es “enterarse de lo que pasó en el árbol”. No pasa nada mágico.
Saber o descubrir aquel secreto o aquel drama vivido por nuestros ancestros, sólo nos hace tener que tomar conciencia, entender, saber, poder razonar, que “esa historia no es nuestra”.
Razonar ahora sí que esos ataques de miedo a manejar, que aquel rechazo a formar una familia, que aquella tristeza que a veces sentimos al despertar no está por encima de nuestras capacidades físicas, mentales y/o emocionales. Ni sobre nuestra capacidad de empoderarnos, cambiar y salir adelante.
Una vez que la persona, ha entrado en su subconsciente ya sea con hipnosis o constelaciones o meditación y ha descubierto el secreto, lo mejor es saber que puede ahora sí, decir a todo pulmón y en voz alta: ESO NO ES MIO.
Yo no soy aquel o aquella que vivió tal cosa, mi vida es otra y hoy dejo de padecerlo.
Cosa que hasta antes de entrar a su subconsciente era imposible, porque “no estaba seguro”.
¿Entonces hablar en voz alta me libera?
Sí, siempre, porque nuestro subconsciente, el subconsciente de todos nosotros, reacciona ante nuestros pensamientos y también ante nuestras palabras.
Y el hecho de descubrir lo ocurrido y liberarme de ello en voz alta, ya es soltarlo, cambiarlo, liberarlo.
Es decretar mi fuerza y mi independencia de lo ocurrido. Es reprogramar mi cerebro, es retomar el mando de mi vida.
Una vez que verbalizamos nuestra toma de conciencia: “esto no es mío” y además lo “sentimos”. El subconsciente ha quedado liberado. La persona se siente en paz.
Esto claro desencadena con el paso del tiempo, un empoderamiento, unas ganas por cambiar la forma en que pensamos, vivimos, reaccionamos, respondemos ante la vida, etc.
En la gran mayoría de las personas, esta toma de conciencia y verbalización es suficiente para sanarse, para liberarse.
Pero ojo!
Si la persona liberada continua viviendo en un entorno tóxico, en un entorno que sigue repitiendo un patrón, negativo, será mucho más difícil mantenerse liberados.
Y es que parte del cambio, es cambiar nuestro entorno.
Alejarnos de aquellas personas tóxicas, que forman parte de la “repetición del drama o del secreto”. Y eso, no es fácil. A veces la persona liberada, tan sólo tiene que aprender a vivir entre ellos sin volver a dañarse.
Es por ello que hay que “sellar” el trabajo logrado con la Hipnosis o la Constelación Familiar o la meditación o lo que sea, con una carta de duelo. Para reafirmarle al cerebro, lo que hemos soltado. Para darle confianza al cerebro de que seguimos firmes en nuestra idea de liberarnos.
Este acto simbólico es eficaz porque obedece a un principio terapéutico fundamental:
“La realidad metafórica o simbólica de cualquier cosa, es para el subconsciente una realidad”.
Por lo tanto, si yo escribo una carta de duelo liberándome de los secretos, de los dramas de las historias que no me corresponden. Si en ella yo he plasmado mi rechazo, mi ira, mis miedos, mis tristezas, mi dolor, mis frustraciones a consecuencia de las vidas e historias de otros en el árbol. Y además yo quemo esa carta tirando las cenizas a la basura. Mi cerebro automáticamente entiende: “HE MATADO ESAS HISTORIAS TÓXICAS, MI VIDA ES DIFERENTE Y NO VOY A PADECER DE NADA POR LO QUE OTROS HAYAN VIVIDO”.
En base a eso, es que la persona inicia su cambio, su empoderamiento. Es un trabajo arduo y constante, diario. El cambio y el empoderamiento no caen del cielo.
Ahora ya no puede “echarle la culpa a nadie” de sus miles de sufrimientos.
Ya no puede decir “soy esto por culpa de mi mamá” o “soy aquello por lo que me hizo mi papá” o de fulano o de sutano.
Ya no tiene pretexto alguno para continuar mal.
Al liberarte de los secretos en la familia, de los dramas de los ancestros, adquieres la RESPONSABILIDAD de toda tu vida.
Tienes el mando completo de tus emociones tienes la obligación de asumir las consecuencias de tus decisiones y elecciones y la oportunidad de hacer mejores elecciones para con ello, liberar a tus hijos y claro, a las siguientes generaciones.
Así las cosas…
Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.
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