lunes, 28 de mayo de 2018

Luna llena en Sagitario

Chirón, el centauro curandero, símbolo del sanador herido se encuentra dando sus primeros pasos en Aries, signo del guerrero, de la independencia y de la voluntad. Chirón nos habla de nuestra experiencia del dolor, nuestro sentimiento de separación y nuestra herida personal compartida con el colectivo. En Aries, Chirón apunta su flecha a sanar y reparar la fragmentación de nuestra identidad. Nos enfrenta a la duda de nuestra misión, de nuestro propósito vital, y nos empuja a superar las heridas que nos impiden encarnar la voluntad y la valentía de tomar asertivamente nuestro destino en manos.

 El mito de Chirón nos habla de que este sabio maestro emprendió una larga búsqueda para sanar una herida causada por una flecha que lo envenenó. El mito de Chirón nos habla de nuestro dolor y de los dones, bendiciones y recursos que se emergen cuando decidimos emprender el camino de la sanación.

 En el camino de su sanación, Chirón, encontró el conocimiento, la experiencia y la sabiduría que lo llevó más allá de sus límites. Esta búsqueda lo llevó a cruzar los umbrales de lo desconocido en donde encontró verdad y conciencia. Las enseñanzas de Chirón nos hablan de reconoce nuestra herida y nuestro dolor como el umbral de la iniciación que nos permite guiar, enseñar y curar a otros en su camino. Este es el camino del Sanador Herido, la Sanadora Herida.

El martes 29 de mayo cruzamos el umbral de la Luna llena en Sagitario, energía arquetípica del Centauro Arquero que con sus cuatro patas de caballo está anclado en la Tierra y – con su corazón y mente alineados en un mismo propósito – levanta su arco y flecha al Cielo. En este signo conectamos con tres niveles de conciencia que integrados nos llevan hacia la Verdad. Verdad con mayúscula, siendo ésta la que honra el ciclo de la Vida y el Tiempo. Siendo esta la que honra aquello que ha prevalecido en el tiempo como conocimiento, sabiduría y gozo espiritual de haber alcanzado la integración de los reinos que conforman la vida humana aquí en la Tierra: nuestra naturaleza animal, nuestra conciencia humana y nuestra memoria espiritual.

Sagitario es un signo que nos convoca al proceso de Búsqueda de Visión: un camino iniciático espiritual en el que honramos el poder de la pregunta. ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos? ¿cuál es nuestro propósito? En Sagitario reconocemos el poder de la incertidumbre existencial y honramos a todos y todas los maestros y maestras que han iluminado los caminos de las respuestas. Estas respuestas, de raíces antiguas, han ido con el tiempo tomando caminos – bifurcaciones tribales, intereses políticos y económicos y luchas de poder- por quienes se proclama guardianes de la Verdad.

Estas bifurcaciones toman forma de creencias, teorías, leyes, dogmas, religiones e instituciones que guían nuestra vida. En esta búsqueda de la verdad, de una manera u otra, nos volcamos en uno o varios caminos, esperando recordar la resonancia de la Verdad Primigenia, la que nos hace reconocernos puentes conscientes entre el Cosmos y la Tierra.

La ley de Sagitario, cuando la vivimos en un plano personal, nos invita a honrar un orden que organiza la información interna y externa que nos estimula. Información que nos desafía, nos domina o nos despierta. Para encontrar este orden interno y externo, para tejer el puente entre lo que nos habita y lo que nos rodea, hemos de integrar los tres niveles del arquetipo de Sagitario. Este es el camino de la Verdad.

La parte inferior del cuerpo del centauro es la de un caballo, y la parte superior la de un ser humano. El primer puente que el Arquero del Cielo pide que tejamos es con nuestro anclaje material, nuestra pertenencia al reino animal. Somos animales, mamíferos. Nos gobierna el instinto, y nuestra sobrevivencia depende de reconocer y honrar nuestra pertenencia como especies integradas al Reino de la Tierra, a sus leyes -incluido su caos- sus ciclos y sus tiempos.

Esta naturaleza de lo salvaje – nuestro instinto animal- se une al reino de lo humano. Esa frontera situada en nuestra cintura, nos habla de un movimiento ascendente del instinto de pertenencia y sexualidad primario hacia uno de poder, amor y conciencia. En este contexto, el poder implica que este instinto animal no nos domine, a la vez que lo integramos sin reprimirlo. Este es un camino de maestría y conciencia.

Esta conciencia nos pide que no haya ni una represión ni una disociación de nuestro instinto animal a la vez que se integra con nuestra capacidad de ordenar mente y corazón en torno a un propósito y una dirección. Así la fuerza de lo salvaje se destila por el corazón y alumbra la mente. Lo llamamos intuición. Es nuestro radar interno, nuestra brújula que nos permite esquivar las trampas de lo falso y caminar nuestra verdad interior.

Cuando este orden se da en armonía entonces levantamos nuestro arco y nuestras flechas -que unen instinto, amor y conciencia -hacia las estrellas y el cosmos reconociéndonos parte de una cosmovisión y una verdad más amplia. En Sagitario honramos ese orden que conecta cielo y tierra en nuestro interior, nos alineamos y tejemos puente entre las leyes del instinto y las leyes de la conciencia. Este puente pasa por el fuego del corazón.

En Sagitario recordamos que nuestro propósito es armonizar e integrar -en unidad dinámica- nuestro espíritu, nuestra mente-corazón y nuestro cuerpo. Nuestra verdad habita en este recorrido interno. Habita el proceso constante, cambiante, mutable, transformador de ascender la energía animal, de descender la energía del cielo, y de armonizar los movimiento de nuestra mente y nuestro sentimiento.

Sagitario es un signo que nos convoca a honrar esta verdad como un proceso de búsqueda interior. La verdad está en cada uno de nosotros y es reconociéndola y honrando sus leyes que podemos reconocerla y honrarla fuera de nosotros.

La astrología de estos tiempos desafía profundamente los cimientos de nuestro ser y estar en esta tierra, en este tiempo. La fragmentación de la verdad externa nos empuja en encontrar respuestas internas para hacer frente a los desafíos de esta época. La búsqueda interna de estas respuestas nos puede mostrar los caminos de una herida, de una brecha abierta en nuestro ser. Esta Luna llena en Sagitario nos convoca a reconocer qué nos separa de la vida y a encontrar la visión y propósito que nos inspire y motive a encarnar nuestra verdad en la tierra.

Estamos cada vez más atrapados en narrativas que se multiplican desenfrenadamente en nuestro entorno. Estas narrativas nos conectan con un sentimiento de pérdida del norte colectivo. ¿hacia dónde vamos?

Habitamos burbujas de (des) información. Cada cual comparte verdades con su manada, con sus círculos en una comunión que nos ofrece un sentimiento de pertenencia. A medida que la realidad externa de la ingeniería social y de la hiperconectividad tecnólogica, agudiza su poder sobre nuestro tiempo interno -sobre nuestras relaciones y nuestro bienestar- nos percatamos de la dificultad creciente de traspasar el velo que nos separa de la verdad. Nos enfrenta al desafío de cultivar una verdad compartida con otros. Nos desafía a traspasar la fragmentación de nuestra identidad y a encontrar un territorio fértil con otros en el cual compartir propósitos comunes en armonía.

Abrazamos narrativas, rechazamos otras y, a medida que la verdad se fragmenta en un mundo de mentiras cada vez más agudas, nos damos cuenta de que estamos atrapados en narrativas artificiales, en mundos que no están anclados a la Ley de la Tierra y a la Ley del Cosmos. Habitamos no lugares llenos de distracciones que seduce nuestras emociones y colonizan nuestra mente, en los que perdemos nuestro anclaje en la tierra, mientras lanzamos flechas a un cielo que nos resulta ajeno. Enfrentamos la dolorosa herida de darnos cuenta de que el mundo de plástico que alimentamos afuera, también nos habita desde adentro.

Debido al exceso de información, al sobre-estimulo de múltiples “verdades”, refutadas en debates estériles, alimentados por luchas por tener la razón, vamos viendo que nuestra comunicación (interna y externa) se debilita o perece. Para palear el dolor inconsciente de esta separación nos seguimos alimentando de mundos artificiales. Habitamos lugares cómodos y seguros que llamamos Facebook, Netflix, o alimentamos ceremonias atávicas, burbujas arquetípicas en la que invocamos a dioses y diosas que dominan las narrativas de nuestro despertar. Y mientras aceptamos este juego creado por otros, la Tierra nos recuerda, con cada vez más contundencia, de que se nos está acabando el tiempo.

Urano recién entrado en Tauro domina esta narrativa que nos despierta con contundencia a la ferocidad de nuestro malgasto de tiempo y energía. Nuestro planeta nos irá mostrando con cada vez más fuerza las fisuras en nuestro sistema de pertenencia, seguridad y sobrevivencia. Fisuras que irán creciendo en abismos cada vez más grandes. De ahí el llamado, aquí y ahora, a despertar y actuar.

Urano en Tauro nos señala los peligros de la robotización acelerada, de la vida artificial que nos desconecta de la integridad humana mientras los líderes del juego artificial siguen dándonos la espalda en este proyecto que llamamos humanidad. Humanidad tejida en la memoria de lo que somos.

Humano animal y salvaje, humana amorosa, humana consciente, humano conectado a la Tierra y el Cosmos.

¿Cuánto drama hace falta para que despertemos a la realidad de que nuestro sistema de vida es mayormente artificial? ¿que nuestro sistema de consumo nos aleja de la tierra y de la vida? ¿y que lo que llamamos seguridad es realmente un barco de papel sin ancla y sin rumbo en medio de un mar de incertidumbre?

Aceptar mirar esta realidad es el principio del despertar al cual Urano en Tauro nos convoca. Aceptar esta realidad es también aceptar la sanación de nuestra voluntad herida a la que Chirón en Aries nos convoca.

¿cuán apegados estamos a nuestro sistema de vida? ¿cuán dispuestos estamos a encarnar un cambio de paradigma en el que alineemos nuestro arco y nuestras flechas al servicio de la vida y de la tierra? ¿cuán fuerte es el llamado de honrar nuestro camino de verdad interna -el que nos recuerda que somos animal, que somos amor, que somos conciencia- y que las leyes del tiempo nos cuidan y nos amparan cuando nos comprometemos con un cambio que empieza desde adentro?

Un cambio que nos desafía a la voluntad de tomar decisiones vitales -algunas difíciles, otras dolorosas- que nos convocan a una renuncia de lo que hemos aprendido como verdadero y que hoy descubrimos falso. Un cambio que nos invita a mirar de frente nuestro miedo a la libertad.

Aceptar mirar esta realidad es poder nombrar sin temor el hecho de que el tiempo, nuestro recurso más valioso, se escurre en intenciones erradas y seguimos dormidos en un mar de consumo que ahoga la vida, un mar de desinformaciones que ahoga nuestros vínculos íntimos, cálidos y próximos.

Esta Luna llena puede revelar abismo entre mundos y realidades. Abismos entre nuestros valores y nuestras prácticas. Abismos entre nuestro corazón y nuestra mente. Abismos entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Abismos entre nosotros y los que amamos.

Esta Luna llena puede revelar que vivimos un tiempo desenfrenado en el que no nos damos cuenta que alimentamos mentiras, que alimentamos realidades de plástico, que niegan la vida y lo orgánico. También revela un llamado a elegir nuevos caminos, a tomar decisiones que atajen la brecha que fragmenta nuestro mundo interno y nuestro mundo externo y a -valientemente- atajar las fisuras que nos separa de nuestra verdad.

La energía de Sagitario nos habla de salir de un cautiverio y de abrazar un camino de libertad. Júpiter, regente de este signo se encuentra en retrógrado en Escorpio, signo que nos habla de lo que está oculto, de lo que habita en el secreto de una sombra compartida por cada uno de nosotros. Tal vez una de las voces de esta Luna llena revela cómo vivimos las ventajas de una vida cómoda, una burbuja de frágil bienestar, mientras otros están en cautiverio en la sombra del olvido y el abandono. Tal vez nos habla de despertarnos de un largo ensueño en el que creemos que nuestras decisiones individuales no impactan el sueño de todos. Tal vez nos habla de mirar de frente la dolorosa verdad de que estamos todos en cautiverio.

Esta Luna llena nos hace un llamado a crear verdad en nuestra vida, en nuestro día a día, en nuestras acciones, relaciones e intenciones. Esta Luna llena nos convoca a una decisión consciente de reaprender la verdad y de habitar los abismos de la incomunicación que nos separan los unos y de los otros. Nos invita a tejer puentes comunes, pactos de cuido, en el que reconocemos juntos que la verdad de uno y la verdad del otro están llamadas a unirse en acuerdos y sanación compartida. También nos invita a reconocer que cuando estamos en guerra por la verdad con otros, realmente estamos frente a la oportunidad de tejer puentes solidarios de reparación que no solo nos beneficia personalmente sino que contribuyen al tejido colectivo.

Solidaridad que implica reconocer nuestras partes en cautiverio, nuestros abismos internos, y con amor, conciencia y la fuerza salvaje de nuestra pertenencia a la vida y a la tierra, unirnos en visiones y propósitos comunes para palear la ferocidad de una verdad en vías de extinción.

Reparar implica asumir la conciencia compartida con otros de que algo está roto, de que se ha fragmentado la realidad, de que hay una herida común que nos pide amor, fuerza y humildad. Humildad para reconocer nuestra participación compartida en la creación de un mundo de plástico. Humildad para aceptar que tal vez hemos de honrar juntos la renuncia a ciertos lujos y privilegios para participar en el cuido y preservación de un mundo común que honra la misma calidad de vida para todos.

Esta Luna llena en Sagitario nos invita a recordar que sanar nuestra herida personal y colectiva es reclamar juntos la Verdad de que somos la Tierra, somos el Agua, somos el Árbol, el Fuego, la Piedra y el Viento. Somos la memoria del origen que se levanta con la Tierra, se despierta y se sacude el plástico que nos invade y secuestra nuestra consciencia desde adentro. Porque esta Luna en Sagitario, si algo nos recuerda es que Somos Libertad.

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