lunes, 18 de junio de 2018

Hay una gran tendencia estos tiempos a trabajar con la Diosa interna, a hacer ritos y sanación del útero, a sanar la Luna y las Ancestras, a reconectar con la sangre menstrual, a renacer desde lo femenino y reciclarnos desde nuestra energía sutil. Pero no olvidemos la importancia de sanar el linaje masculino dentro nuestro también. El linaje paterno. Sanar la energía masculina dentro nuestro, por vibración y masa crítica, sanará también a nuestros hijos varones, y a las generaciones pasadas y futuras de abuelos, padres, sobrinos, hermanos, parejas, padres. Muchas madres con grandes rencores enseñan a sus hijas a odiar o temer a los hombres. Claramente tienen motivos, por supuesto. Pero estos rencores van dañando el Animus interno de esas mujeres,y corrompiendo el árbol y el yin y yang siguen sin integrarse, resultando en mujeres enojadas que aún no sanan esas heridas del pasado, mujeres masculinizadas que no generan vínculos sanos o parejos en lo amoroso, que no se dejan ayudar, omnipotentes, o mujeres que no integran a los padres de sus hijos, y les inculcan separación y amor tóxico hacia ellos, criticándolo o descalificándolo o instando a los hijos a "tomar partida o elegir". El padre siempre será el padre, y la madre, siempre será la madre. Cada cual tiene su rol, nos guste o no. Sanemos con los ojos y el corazón abierto.

Julieta Suarez Valente



No hay comentarios: