sábado, 1 de septiembre de 2018


Soy una Todo pudiente en recuperación. Una Omnipotente en rehabilitación. Por mucho tiempo pensé que pedir era sinónimo de no poder, y no poder era sinónimo de ser débil. Con los años fuí comprendiendo que pedir era simplemente dejarme sostener por otros, por el placer de compartir, y no por no poder. Pero también entendí que es sano no poder. Porque no puedo poder todo. Porque otros pueden también, y yo a veces puedo, y a veces no, y a veces puedo pero prefiero que puedan otros. Delegar es algo que aún estoy aprendiendo. Y también estoy aprendiendo a sobrellevar esa sensación de que "molesto" si pido o pregunto algo. Estoy de a poco encontrando el placer de pedir y de recibir .Por mucho tiempo celebré ser La Super Mujer, pero luego entendí que Los Super Héroes están muy solos y jamás se vinculan sanamente, porque ellos salvan al resto del mundo, pero a ellos nadie puede salvarlos. Yo no quiero salvar a nadie ni que nadie me rescate a mí. Solo quiero dar, y recibir, pedir y que me pidan, dejar de cargar mochilas ajenas y aprender a decir no cuando no lo siento. Entendí que la Todo pudiente ansía en lo profundo controlar todo, y que ese control me estaba haciendo sentir cargada. Soy una Omnipotente en rehabilitación, practicando todos los días. No es natural en mí pedir, pero lo estoy naturalizando, saliendo de mi zona de confort no confortable que implicaba hacer todo, controlar todo y asumir el rol de la Todo pudiente. Y me siento cada vez mejor, aunque aún cuesta un poco, voy dando pasos cada vez más hacia alguien que aprendió a pedir. Soltar la asociación del pedir con ser débil y víctima es algo que de a poco voy soltando. Seguramente a muchas les pasa lo mismo. 


Julieta Suarez Valente 

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