Amado cuerpo,
La vida pasa tan deprisa que me falta tiempo para estar contigo conscientemente. Sé que estas ahí, que te debo cada movimiento y cada pensamiento y, aun así, a veces te siento distante, como si mi mente funcionara sola, como si no hubiera un cuerpo físico dándole soporte por eso me siento a escribirte esta carta después de tantos años sin tratarte bien. No te niego que no sé muy bien por dónde empezar. ¿Me escucharás? Si lo haces, después de mi descuido y mi mal trato, realmente debes quererme mucho.
La razón de estas letras tiene su origen en una frase que leí el otro día: “Sólo cuando me acepto a mí mism@. sólo entonces puedo cambiar”. De Carl Rogers. Sólo sé que leer algo así me supuso tal alivio y esperanza.
Por eso cuando leí que aceptarme era compatible con cambiar, decidí dedicarte una reflexión, porque a pesar de todo, mi deseo de ser feliz está por encima de cualquier cosa. Esta carta es un primer paso. He decidido que a pesar de que no me gusta algunas cosas de ti amado cuerpo voy a empezar a hablarte con cariño, necesito que nos reconciliemos. Debemos recorrer juntos un camino y nos conviene llevarnos bien. Hay cosas de ti que no me gustan, que quiero mejorar. Pero comienzo este camino dándote las gracias:
Gracias por estar vivo
Gracias por llevarme a donde necesito ir
Gracias por permitirme relacionarme con otros
Gracias por seguir conmigo
Gracias por ser único
Gracias por ser bello
Gracias por mantenerme en este plano pra experimentar sensaciones..emociones..placer..dolor.
Te prometo que aceptarte no va a significar conformarme con una salud precaria. Aceptarte como eres (pero como eres de verdad) y ganar salud y calidad de vida será mi objetivo.
Quizás, después de estas palabras, suceda más pronto que tarde y que, sin darnos cuenta, volvamos a estar unidos de nuevo bajo una misma consciencia.
No hace falta que me agradezcas estas líneas, el placer ha sido mío 💖
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