La función energética de los perros
Estos seres maravillosos que en verdad parecen ser el “mejor amigo del humano”, no sólo son animales que sirven para cuidar o acompañar, su existencia tiene un sentido más profundo, (como cada cosa en cuanto existe). De acuerdo al sistema energético de los perros (chakras), el plexo solar y el corazón son la zona más amplia en ellos. Son seres receptores de energía. Ellos vienen a proteger energéticamente a su compañero humano. Por eso es tan común que súbitamente un perro se enferme, o que si su amigo humano esté en riesgo lo presienta, o que tras la muerte del humano, él se deje morir. Porque vienen con una misión y aunque creamos que uno es quien encuentra al perro, es al revés; estos llegan en los momentos indicados, se nos aparecen en la calle y buscan quedarse con nosotros (si es el caso), o simplemente a través de la sincronía llegan a nuestras vidas. El humano puede creer que “escoge” al perrito, pero él a través de su mirada nos “reconoce” y eso hace que cerebralmente se active la “zona de empatía” y decidamos “quedarnos” con él. Los perros vienen a enseñar el amor incondicional, no juzgan, no critican, no se ofenden, no almacenan rencor, resentimiento, molestia o tonterías así. El perro perdona, ama, juega. Si lo abandonamos o maltratamos, comienza a aflorar más la parte genética de su estructura primitiva de “lobo”, se hacen agresivos, desconfiados, etc, pero el cariño y el cuidado (aunque lleve tiempo), los regresa nuevamente a su vibración natural de amor incondicional. En el plano de la energía, como ya se dijo, son receptores. Ellos gozan de extra-sensorialidad, perciben no solamente si alguien quiere físicamente dañar a su compañero humano, sino energéticamente, así que reciben la energía primero para que no nos afecte a los humanos. Cuando el humano tiene patrones emocionales o hábitos malsanos, el perro comenzará a trabajar con esa energía, y no solamente con el miembro más apegado de la familia, sino con toda la familia. Su constante jadeo, recicla la energía alrededor, absorbe y depura, (de hecho, es su manera de transpirar; no olvidemos que el sudor es una manera en como el cuerpo saca toxinas). Obviamente este ejemplo hace referencia al jadeo cuando no es por cansancio, sed o ansiedad. Un perro siempre va a elevar la frecuencia emocional del ser humano. Los perros viven en promedio 8 veces menos que el humano, esto es porque como ya se dijo, vienen a una misión determinada. Nuestro cuerpo se regenera en ciclos de 7 a 10 años, muy similar al promedio de vida de un perro. Nos acompañan, nos ayudan a elevar la frecuencia emocional, a comprender el amor incondicional, a transmutar la información celular, a sanar, etc. La razón energética del aullido del perro es porque su sensibilidad logra detectar vibraciones “negativas”, “densas” y entonces da aviso de ello, (inclusive puede percibir sucesos en otras partes del mundo, o eventos que a penas van a ocurrir). Es común que muchas personas digan que antes de grandes sismos, por “coincidencia” sus perros aullaban constantemente y/o estaban intranquilos. El perro goza de existencia multidimensional. No sólo el humano es multidimensional como lo mencionan algunos científicos estudiosos del campo de la energía, también el perro. Es por ello que sienten cuando algo le ha sucedido a su compañero. En las orejas está el chakra coronario, (encargado de la conexión cósmica), por eso son como sus “antenas”. Y en la cola, está la fuerza vital. Darle una vida mejor a un perrito es un acto que por ser desde el amor, genera un campo de alta frecuencia en el lugar en el que se les recoge, y esa “semilla de amor” sigue ahí vibrando, como una serie de ondas generadas cuando cae una piedra en el agua. Por último, hay que mencionar que cuando el perro se “va” de su cuerpo, sigue aquí, en una dimensión más sutil, pero siempre acompañará a su compañero humano. No solo son leales en vida, sino después de cumplir su misión en la tierra.
Nadim David.
Extraido del muro de la Dra Shailara Natalia Gonzalez
Estos seres maravillosos que en verdad parecen ser el “mejor amigo del humano”, no sólo son animales que sirven para cuidar o acompañar, su existencia tiene un sentido más profundo, (como cada cosa en cuanto existe). De acuerdo al sistema energético de los perros (chakras), el plexo solar y el corazón son la zona más amplia en ellos. Son seres receptores de energía. Ellos vienen a proteger energéticamente a su compañero humano. Por eso es tan común que súbitamente un perro se enferme, o que si su amigo humano esté en riesgo lo presienta, o que tras la muerte del humano, él se deje morir. Porque vienen con una misión y aunque creamos que uno es quien encuentra al perro, es al revés; estos llegan en los momentos indicados, se nos aparecen en la calle y buscan quedarse con nosotros (si es el caso), o simplemente a través de la sincronía llegan a nuestras vidas. El humano puede creer que “escoge” al perrito, pero él a través de su mirada nos “reconoce” y eso hace que cerebralmente se active la “zona de empatía” y decidamos “quedarnos” con él. Los perros vienen a enseñar el amor incondicional, no juzgan, no critican, no se ofenden, no almacenan rencor, resentimiento, molestia o tonterías así. El perro perdona, ama, juega. Si lo abandonamos o maltratamos, comienza a aflorar más la parte genética de su estructura primitiva de “lobo”, se hacen agresivos, desconfiados, etc, pero el cariño y el cuidado (aunque lleve tiempo), los regresa nuevamente a su vibración natural de amor incondicional. En el plano de la energía, como ya se dijo, son receptores. Ellos gozan de extra-sensorialidad, perciben no solamente si alguien quiere físicamente dañar a su compañero humano, sino energéticamente, así que reciben la energía primero para que no nos afecte a los humanos. Cuando el humano tiene patrones emocionales o hábitos malsanos, el perro comenzará a trabajar con esa energía, y no solamente con el miembro más apegado de la familia, sino con toda la familia. Su constante jadeo, recicla la energía alrededor, absorbe y depura, (de hecho, es su manera de transpirar; no olvidemos que el sudor es una manera en como el cuerpo saca toxinas). Obviamente este ejemplo hace referencia al jadeo cuando no es por cansancio, sed o ansiedad. Un perro siempre va a elevar la frecuencia emocional del ser humano. Los perros viven en promedio 8 veces menos que el humano, esto es porque como ya se dijo, vienen a una misión determinada. Nuestro cuerpo se regenera en ciclos de 7 a 10 años, muy similar al promedio de vida de un perro. Nos acompañan, nos ayudan a elevar la frecuencia emocional, a comprender el amor incondicional, a transmutar la información celular, a sanar, etc. La razón energética del aullido del perro es porque su sensibilidad logra detectar vibraciones “negativas”, “densas” y entonces da aviso de ello, (inclusive puede percibir sucesos en otras partes del mundo, o eventos que a penas van a ocurrir). Es común que muchas personas digan que antes de grandes sismos, por “coincidencia” sus perros aullaban constantemente y/o estaban intranquilos. El perro goza de existencia multidimensional. No sólo el humano es multidimensional como lo mencionan algunos científicos estudiosos del campo de la energía, también el perro. Es por ello que sienten cuando algo le ha sucedido a su compañero. En las orejas está el chakra coronario, (encargado de la conexión cósmica), por eso son como sus “antenas”. Y en la cola, está la fuerza vital. Darle una vida mejor a un perrito es un acto que por ser desde el amor, genera un campo de alta frecuencia en el lugar en el que se les recoge, y esa “semilla de amor” sigue ahí vibrando, como una serie de ondas generadas cuando cae una piedra en el agua. Por último, hay que mencionar que cuando el perro se “va” de su cuerpo, sigue aquí, en una dimensión más sutil, pero siempre acompañará a su compañero humano. No solo son leales en vida, sino después de cumplir su misión en la tierra.
Nadim David.
Extraido del muro de la Dra Shailara Natalia Gonzalez
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