miércoles, 11 de septiembre de 2019





A veces le tenemos miedo a la vida y nos paralizamos, pero el Universo intenta despabilarnos dándonos una serie de toques, algunos pueden sentirse como pequeños empujoncitos, otros ya son más bruscos. Los toques se pueden sentir en áreas de vida caducas, área vincular, laboral, vocacional, en el cuerpo, en el entorno. Se agudizan los sentidos y el sistema nervioso está más errático que nunca. Puede haber sensación de desorientación, miedos, incertidumbre, algo se aproxima, no sabemos qué. O sí sabemos pero el cambio apabulla. Resulta muy difícil que nos hagamos los distraídos o que lo neguemos. Sabemos que está. Crecen el hartazgo y el fastidio de sostener lo insostenible. Crece la impaciencia, la intolerancia. 
El cambio es menester.
Así como el Loco del Tarot, se viene una iniciación, pero para ese comienzo, deberé lanzarme a un vacío. Qué miedo da lo nuevo. Qué sensación rara en la boca del estómago, mezcla de entre adrenalina, angustia y ansiedad. El vacío es lo fértil, lo inexplorado, ese terreno lleno de semillas sin crecer, el terreno al que accederíamos si tan sólo superamos el miedo. El terreno del "podría haber hecho" que se transforma en hacer, en realidad. Del mapa al terreno. De la teoría a la aplicación directa. De lo mental a lo real. Sí, inevitable sentir esa sensación rara. Pero no hay vuelta atrás. Y lo sabemos. Dejemos que la Puerta se abra. Dejemos que lo inexorable haga su aparición definitiva. Dejemos que lo inevitable suceda. Colaboremos. Busquemos nuevas puertas ...esas que sí se abren.



Julieta Suarez Valente





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