viernes, 10 de abril de 2020

Todos conocemos a una pareja que siempre está discutiendo y no paran de quejarse el uno del otro, pero llevan mucho tiempo juntos y no piensan separarse pronto, aunque parezca que viven peleados e infelices. Si te preguntas qué los mantiene unidos, la respuesta podría ser muy simple: ¡El sexo!





Por supuesto, hay otros factores que influyen para que una pareja que solo se hace daño permanezca unida: baja autoestima, inseguridad, miedo a la soledad o un historial de violencia familiar, por ejemplo. Pero si les preguntas por qué siguen juntos, lo más probable es que respondan algo como: ''Es muy bueno/a en la cama''.
Todas las relaciones son complicadas por los acuerdos a los que deben llegar o bien por las diferencias que van surgiendo día a día. Estos desacuerdos pueden hacer crecer a la pareja, o bien, mantenerla en un estado permanente de tristeza e incertidumbre. Incluso, en algunos casos, se puede percibir que no hay amor de por medio, pero no se deciden a romper.
Con frecuencia, el sexo es la razón más poderosa para que esto ocurra, y aquí el porqué:
1. Solo se ponen de acuerdo en la cama
En una relación tóxica abundan los desacuerdos, pero cuando se trata de estar bajo las sábanas todo fluye, es el único momento en que todo parece estar bien. Eso les da esperanza y ánimo para continuar.
2. El odio se convierte en un afrodisíaco
Aunque pueda sonar extraño, hay parejas que se hacen tanto daño que llegan a odiarse, pero ese sentimiento funciona como un combustible en la intimidad. Recordemos que el odio no es lo opuesto al amor, sino el otro extremo de un mismo sentimiento, y son igual de poderosos.
3. Su química es más fuerte que su autoestima
Es complicado encontrar a alguien con quien te sintonices perfecto en la intimidad, y esa conexión puede ser más fuerte que la autoestima. Las parejas tóxicas están dispuestas a hacer a un lado su bienestar y su sentido común con tal de no arriesgarse a perder esa satisfacción y no encontrar a otra persona que los haga sentir así.
4. El juego del dominante y el sumiso
Es común que uno de los dos utilice su atractivo sexual para retener al otro. Este papel suele interpretarlo el miembro con la autoestima más fuerte, pero también se puede intercambiar y convertirse en un juego enfermizo de ''yo puedo más que tú'' o ''ahora tú me vas a rogar a mí''.
5. Buscan estar en la cama todo el tiempo




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