La casa 7, en astrología, está asociada a los vínculos sexo afectivos.
A veces cuando alguien se acerca mucho, se pueden activar protocolos viejos de abandono y rechazo y podemos boicotear una relación potencial pensando: ¿para qué abrirme, para qué intentarlo, si de todos modos esto no va a funcionar?
Hasta da paja abrirnos nuevamente.
Entonces nos metemos para adentro, a la defensiva, el otrx no entiende, se aleja también, y nos convertimos en dos amuralladxs intentando alejar al otrx por miedo a la profecía interna del abandono final, y la crónica de la muerte anunciada de la relación.
Y por supuesto, todo termina. Porque el boicot tiene como objetivo dejarnos solxs, como sentimos que merecemos estar de forma inconsciente.
Y porque es más cómodo también que relacionarnos.
Todxs tenemos traumas y antiguas heridas relacionadas a no ser lo suficientemente amadxs, vistxs, atendidxs.
De adultxs, ante situaciones de vulnerabilidad, como lo es el amor, se vuelven a activar estos arcaicos reflejos de replegarnos antes de ser dañadxs.
Hacer el amor es mucho más que el acto sexual, hacemos amor con llamadas, con presencia, con un "cómo estás", con ese mate que te acercan, dejemos que alguien se acerque y aflojemos las defensas, cuando nosotrxs vayamos quitándonos las armaduras, el otrx por espejo seguramente también lo hará.
Bancarnos que el otrx esté, pues para ausencias ya tenemos demasiadas heridas acumuladas.
Y resistir el impulso de jugar estos juegos posmodernos de ignorarnos para generar intriga e interés. Ya cansa!
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Julieta Suárez Valente
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