TODO ES ENERGÍA, A DIFERENTES NIVELES
En el tejido mismo del universo, subyace una verdad fundamental: todo es energía. Desde las estrellas titilantes en el firmamento hasta la más pequeña partícula subatómica, cada entidad y cada fenómeno, son manifestaciones de energía en sus diversas formas y niveles de vibración.
En la física moderna, esta verdad se refleja en la famosa ecuación de Einstein, E=mc², que revela la equivalencia entre la materia y la energía. La materia es una forma condensada de energía, y en la danza del cosmos, la materia se transforma en energía y viceversa, en un eterno ciclo de creación y cambio.
Esta comprensión también se extiende a la esfera de la conciencia. Los pensamientos, las emociones y las intenciones son manifestaciones de energía a un nivel más sutil. Las palabras que hablamos y los actos que realizamos irradian una energía que puede influir en nuestro entorno y en las personas que nos rodean.
Desde las galaxias que danzan en el espacio hasta el brillo en los ojos de un ser humano, todo es energía en diferentes estados y frecuencias. La interconexión de todo en este vasto tapiz cósmico es un recordatorio de la unidad fundamental que existe en el tejido del universo.
Tenemos también la idea de la interconexión entre todos los componentes del universo, como siendo un gran juego de formas. Casi como un "carnaval", una "mascarada" surgida a partir de una energía primordial.
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