No voy a morir una vida no vivida.
No voy a vivir con miedo.
Elijo habitar mis días permitiendo que la vida me abra
para volverme menos temeroso,
más accesible.
Para desatar mi corazón,
hasta que le crezcan alas,
una antorcha, una promesa.
Elijo tomar riesgo y significado,
para vivir de forma que lo que llegue a mí como semilla,
florezca para otros,
y lo que llegue a mí florecido,
siga viaje como una fruta.
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