sábado, 25 de enero de 2014

¿ENCIERRAN LOS NOMBRES UN DESTINO?

¿Atraen ciertos barrios a personas cuyo estado emocional corresponde al significado oculto de esos nombres? La plaza Diego de Almagro, donde llegamos a vivir en Santiago de Chile, ¿se volvió un sitio nefasto por culpa del nombre con que lo bautizaron, el de un conquistador español, o bien el lugar era neutro pero yo lo sentí oscuro, triste, abandonado porque lo hice espejo de mi pesadumbre?

Diego de Almagro fue un conquistador frustrado. Por engañosos consejos de su cómplice Pizarro, partió de Cuzco hacia las tierras inexploradas del Sur creyendo encontrar templos con tesoros fabulosos. Ávido de oro, avanzó cuatro mil kilómetros quemando chozas donde vivían aborígenes que pensaban en guerrear y no en construir pirámides, hasta llegar al desolado estrecho de Magallanes. El frío extremo y la ferocidad de los mapuches se encargaron de diezmar a la tropa. Volvió como alma en pena a Cuzco, donde su traidor socio, no queriendo compartir las riquezas robadas a los incas, lo hizo ejecutar.

Alejandro Jodorowsky, La Danza de la realidad

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