Un guerrero impecable sufre la escisión de su ser al tener que armonizar los diferentes estados de consciencia que don Juan denomina atenciones. Cuando el guerrero mueve el punto de encaje (el punto donde se situa la consciencia, lo mismo que la palanca de cambios de un coche que se sitúa en una posición para una determinada velocidad y en otra cuando la velocidad es diferente) se puede decir que entra en un mundo o dimensión paralela.
Don Juan habla de siete posiciones básicas del punto de encaje o de siete universos paralelos, lo que armoniza con el concepto budista de los siete chakras o centros energéticos del cuerpo. Un guerrero, capaz de mover el punto de encaje -lo que le hace diferente de la gente normal- está obligado a asimilar las diferentes percepciones, las vidas en los distintos universos paralelos, el complejo conjunto de realidades que como un inmenso abanico se abren a su consciencia.
Esto no es fácil, en realidad estan difícil que hasta el guerrero impecable más evolucionado, hasta un verdadero maestro, necesita de herramientas que le permitan mantener la cordura de su mente a salvo de los asaltos de la locura. Una de las técnicas más extravagantes y al mismo tiempo más efectivas que le propone don Juan a Castaneda es “El desatino controlado”.
¿En qué consiste? Todos sabemos muy bien los efectos que producen en nuestro equilibrio psicológico las emociones fuertes. Quienes han vivido experiencias cercanas a la muerte conocen muy bien los efectos demoledores de este shock postraumático que nos lleva al borde de la locura.
El desatino controlado no es otra cosa que asumir esa locura, aceptarla y manejarla en lugar de enfrentarse a ella. Es una interpretación que realiza un gran actor ante un público escogido o ante espectadores que le son impuestos. El guerrero impecable interpreta el papel que esa obra, precisamente esa, y en ese momento concreto, requiere.
En lugar de enfrentarse a la locura y guardarla en la caja de Pandora bajo siete llaves, lo que hace el guerrero impecable es dejarse poseer por ella, pero manteniendo siempre el control y haciendo lo que él quiere hacer en estado de locura, en lugar de hacer lo que le impulse a hacer la misma locura. El desatino controlado tiene una parte insólita y terrible que es el propio desatino y otra en la que el guerrero sigue una estrategia muy medida para alcanzar las metas que se ha propuesto. Ante los demás un guerrero impecable, dejándose llevar por el desatino controlado, no es otra cosa que un loco que actúa como tal, sin la menor lógica, sin la menor racionalidad, sin que se observe pauta alguna de consciencia en su conducta. Los otros le tratarán como acostumbran a hacer con los locos y es en este ridículo juego cuando ellos, “los cuerdos”, acaban perdiendo el tino, el control. El guerrero impecable actuando bajo la estrategia del desatino controlado, mantiene en todo momento el control de sus actos y encamina decidido hacia la meta que le ha marcado su estrategia frente a cualquier problema de la vida.
¿Qué sentido tiene este comportamiento? Un loco, en nuestra sociedad, solo puede alcanzar una meta con absoluta seguridad y garantía: la marginación. Para una persona normal esto no tiene el menor sentido, él no quiere sentirse marginado y sus metas son otras. En cambio para un guerrero impecable para el que solo cuentan las metas interiores, “el actuar consciente de ser”, el desatino controlado entronca con la técnica de borrar el pasado, solo quien ha escapado de su cárcel de papel, se ha desvinculado de sus carceleros que le conocen desde siempre y que le marcan el paso, es capaz de abandonar los límites normales de la percepción para pisar las arenas movedizas del desatino controlado.
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