Un nuevo día comienza, allá voy, salgo al mundo. No puedo elegir qué sucederá o qué está sucediendo, pero sí puedo , con mi libre albedrío, decidir con qué actitud enfrentaré la lección que el Universo me ponga enfrente. No decido nada pero decido todo. Porque mi actitud también va abriendo o cerrando caminos. Yo decido: me frustro, me quejo, maldigo a mi destino y me siento un títere azaroso que sólo nada en las corrientes de la vida, o tomo el control, pongo mi mejor cara, aprendo de los desafíos y los enfrento con valentía y una sonrisa. Yo decido.
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