No imagines, no conjetures, no anticipes,
no lo hieras con tu indiferencia de ahora.
No lo obligues a matarte con su olvido pendiente,
no lo trates como si fuera un extraño.
No borres de sus labios palabras que han sido santas,
no lo confundas, no asegures que lo conoces.
No degrades su alma ni hipoteques su vida,
no destruyas lo sagrado ni busques en su escondite.
No lo denigres ni abuses de su confianza,
no lo uses, no lo gastes, no lo humilles, no lo quieras.
Atrévete a comenzar de nuevo odiándolo como él llegará a odiarte.
Porque en su odio estará siempre ese amor que perdura.
Juan Marin.
no lo hieras con tu indiferencia de ahora.
No lo obligues a matarte con su olvido pendiente,
no lo trates como si fuera un extraño.
No borres de sus labios palabras que han sido santas,
no lo confundas, no asegures que lo conoces.
No degrades su alma ni hipoteques su vida,
no destruyas lo sagrado ni busques en su escondite.
No lo denigres ni abuses de su confianza,
no lo uses, no lo gastes, no lo humilles, no lo quieras.
Atrévete a comenzar de nuevo odiándolo como él llegará a odiarte.
Porque en su odio estará siempre ese amor que perdura.
Juan Marin.
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