Compartir entre nosotras los que nos pesa, confesar nuestros fantasmas, reconocer nuestros miedos, es tan sanador, que jamás lo lograríamos solas. Escuchar a una mujer que te parece hermosa, decir que se sintió siempre fea, o a una mujer exitosa reconocer que se siente sola a pesar de sus títulos, una mujer amorosa que no sabe recibir, confesar que estamos insatisfechas, que nos cuesta vivir en el presente, que a veces nos detestamos, es un elixir para nuestra Venus, hermandadas, podemos más, hay un lugar en donde sólo otra mujer puede entrar, en donde sólo otra mujer puede entender. Los estereotipos, los mandatos, el qué dirán, el espejo, la imagen, la edad, el paso del tiempo, los logros, la maternidad, la relación con nuestras madres. Son tantos los temas que nunca terminan. Me siento orgullosa de ser una Venus, y una Luna, una Eva y una Lilith, somos todas Afroditas, algunas intelectuales, otras caseras, otras femme fatales, otras aventureras, otras mamás, docentes, Mujeres Medicina, todas hermandadas.
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