jueves, 7 de agosto de 2014



“Me dan penas las personas que no se  arriesgan a realizar sus deseos”



Como dice José Martín Gris en “Cuidado con los deseos. Se pueden cumplir”, el punto de partida de sueño y deseo es el mismo: nuestra mente.

Pero la vida del sueño queda ahí, en la mente. El sueño, por definición, está desligado de la realidad, carece de un fundamento que lo haga realizable. Por ese motivo, el sueño nos produce placer simplemente con volar libre por nuestra imaginación. El sueño no implica acción ni compromiso personal.

¿Cuándo un sueño se convierte en deseo?

El diccionario define deseo como “movimiento de la voluntad hacia el conocimiento, la posesión o el disfrute de algo”. Por lo tanto el deseo implica acción y felicidad. El deseo es cambio. La intención es parte de la voluntad que define al deseo, pero con rumbo concreto.

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