Puedo caminar esas calles escuchando el piano de Satié. Puedo mencionarte sin hacerlo, caminar hasta casa y vencer cualquier amenaza, escuchar aquella voz que espera alguna ilusión. Puedo volverme triste otra vez, servirme un trago y ponerme a escribir. Puedo esperar que algo me ocurra, sentir lo cansado que estoy, no de un cansancio de carne sino de esperanzada rendición. Puedo hacer que nada pase, que alguien me bese sonriendo, me diga te quiero y yo permanecer en silencio. Puedo desear esa muerte de ser feliz o esta vida que me hace sufrir, soles nocturnos y estrellas fugaces, silencios rabiosos, callada agonía, atracción precoz. Puedo sellar con una mirada lo vivo que estoy y armar ese juego que lejos está, que lejos se fue, que lejos volvió.
Siento que esta noche todo lo puedo, lo que no puedo es irme a dormir sin vos.
Siento que esta noche todo lo puedo, lo que no puedo es irme a dormir sin vos.
De Juan Marin
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