La fuerza creativa discurre por el terreno de nuestra psique buscando los huecos naturales, los arroyos que existen en nosotras. Nos convertimos en sus tributarios, en sus cuencas; somos sus estanques, sus charcos, sus corrientes y sus santuarios. La fuerza creativa salvaje discurre por los lechos que tengamos, por los innatos y por los que nosotras cavamos con nuestras propias manos. No tenemos que llenarlos, sólo tenemos que construirlos.
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