Ángel de mi gravedad, mira, mira, estás aquí y yo allá, flotándote en el viento, templo milenario de lo prohibido, vuelco y me detienes, mira, siente, te lamo, me lames, en esta batalla de pasiones, en esta capitulación de cuerpos en pugna, miradas articuladas por el discurso, labios que se arriman al abismo del deseo. Ángel de mi pasión, mira, mira, estás allá y yo aquí, cayéndonos para volver caer, caminos que conducen a un punto del infinito, miedo y desconfianza, ternura y vulnerabilidad,
fe y redención, mira, siente, te amo, me amas, en esta batalla de miradas articuladas por disparos sin destinos, por sangre eterna que jamás será derramada, por ilusiones que inevitablemente se arrimarán al abismo del deseo.
Juan Marin
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