miércoles, 11 de junio de 2014

Demonios

Los murciélagos comenzaron a rondar por mi mente. La soledad puso cara de espanto, el silencio dejó paso a la música, pensé en ella y en su acento especial, mezcla de dulce muerte pequeña. La noche invadió con su manto de ilusiones que, tratándose de la vida, no se han perdido, sumé alegría a mi tonta desgracia aparecida, me decidí por estar esta noche conmigo mismo, a dejar que la madrugada viniera a rescatarme de tanto olvido, de tanto hastío. Porque gracias a ella disfruté de estar aún vivo.

Juan Marin.



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